PRIMAVERA ÁRABE

Se cumplen 10 años de la Primavera Árabe

Solo Túnez tiene un sistema democrático incipiente, el resto de países siguen con gobiernos autoritarios o se han convertido en estados fallidos inmersos en cruentas guerras civiles

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El movimiento del 15-M creció en un contexto de protestas en cadena en muchos países que, por primera vez, estaban alentadas desde las redes sociales. Fue paralelo a la Primavera Árabe: una serie de movimientos que derrocó gobiernos desde el Mediterráneo hasta el Índico y cuyas consecuencias siguen a día de hoy.

La chispa comenzó en Túnez en diciembre de 2010 con la inmolación a lo bonzo de un comerciante: "Se desata toda una cadena de revoluciones, de movimientos sociales inesperados. En Túnez, en cuestión de días se consigue acabar con un sistema político que llevaba décadas", explica el profesor de Relaciones Internacionales de la UVa, Sergio Castaño. 
 
El dictador Ben Alí terminó abandonando y le siguió Hosni Mubarak en Egipto. En Libia, una turba mató a Muamar Gadafi tras la intervención de una coalición internacional. Fue parte de un oleada de protestas que se extendió por la ribera sur del Mediterráneo hasta el océano índico. Su mayor consecuencia: "La confirmación del islamismo como tendencia política principal en la mayor parte de los países de confesión mayoritariamente musulmana", destaca Sergio Castaño. Es el caso de Egipto, con la victoria electoral del islamista Mohamed Morsi de los Hermanos Musulmanes en las elecciones de 2012. Esa transición democrática duró poco. Dos años después, el general Al Sisi se hizo con el poder en un golpe de estado.
 
Solo Túnez tiene un sistema democrático incipiente, el resto de países de la Primavera Árabe siguen con gobiernos autoritarios o se han convertido en estados fallidos inmersos en cruentas guerras civiles, como Libia, Yemen o Siria.