Es uno de los archivos con fondos medievales más importantes. La Catedral alberga dos auténticos tesoros: ni más ni menos que dos privilegios otorgados a su primer obispo, el célebre Ieronimus, por el Cid y por Doña Jimena. Pero destaca el primero, fechado en el 1098. En él sería el propio Cid el que refrenda todas las estipulaciones a su capellán de su puño y letra

El obispo Jerónimo se trajo estos documentos desde Valencia a Salamanca y también algo más: la tradición asegura que este Cristo de las Batallas era el que acompañaba al Cid en sus campañas, ante el que rezaba don Rodrigo antes de entrar en combate