Las comunidades solares a distancia permiten que los ciudadanos se beneficien de los ahorros del autoconsumo, siendo propietarios de una parte de parque fotovoltaicos lejanos.

Cada vez más ciudadanos buscan alternativas para reducir su factura eléctrica y contribuir al medio ambiente. Sin embargo, instalar paneles solares en el tejado no es una opción para todos; se estima que solo el 20% de la población puede hacerlo. Frente a esta limitación, surge el autoconsumo solar remoto.

Este sistema permite a los ciudadanos beneficiarse de la energía solar siendo propietarios de una parte de parques fotovoltaicos que se encuentran lejos de su vivienda. La energía generada en estas instalaciones distantes se compensa directamente en la factura de la luz de los usuarios.

Un ejemplo claro es el de José Luis, de Toro, cuya electricidad proviene de sus propios paneles solares ubicados en Fuente Álamo, Murcia, a más de 550 kilómetros de distancia. "Queríamos que todas las personas puedan tener acceso a las energías renovables, no solo quien tiene tejado", explican desde una de las comunidades energéticas que impulsan este modelo.

¿Cómo funciona y qué supone para el bolsillo?

El proceso implica la compra de paneles solares en estos parques remotos. La inversión inicial es comparable a la de una instalación doméstica, con costes que pueden rondar los 8.000 euros por varios módulos, los cuales se poseen durante 30 años.

Los usuarios conectados a la red eléctrica reciben su energía, notando rápidamente los efectos. Según testimonios, el plazo de amortización de la inversión suele situarse entre los 8 y 9 años. En cuanto al ahorro, hay casos documentados de reducciones de hasta el 50% en la factura eléctrica, como pasar de 20 euros a 9 euros por kilovatio en consumos similares.

Más allá de la economía, esta opción también responde a una "conciencia" ambiental, apostando por las energías limpias y la sostenibilidad.