Una mujer tarda hasta 10 años en denunciar el maltrato

Psicólogas y policías explican el proceso del maltrato, los protocolos de protección y la importancia de educar en igualdad para prevenir la violencia de género

Ana Martínez

Las estadísticas son claras: una mujer víctima de violencia de género tarda entre 8 y 10 años de relación en tomar la decisión de romper o denunciar. Y antes de que esa decisión sea definitiva, realiza entre ocho y nueve intentos de salida. Estos datos, recogidos por especialistas en intervención psicológica, reflejan la complejidad de una violencia que va más allá de la agresión física.

El mecanismo del maltrato: una tela de araña invisible

"Todas las mujeres tenemos perfil de ser víctima de violencia de género, porque a todas nos atraviesa el mandato cultural de la sumisión", explica una psicóloga especializada. El perfil del agresor es difícil de detectar en las primeras fases: se muestra cariñoso, atento y sociable. La violencia aparece después, en la intimidad de la pareja, cuando la víctima ya está atrapada.

El maltrato genera un deterioro progresivo de la salud psicológica de la mujer. "Es como una tela de araña: cuando quiere decir basta, ya no puede", describe la experta. A ello se suman la vergüenza, la culpa, la falta de apoyo familiar y el miedo a las represalias o a no poder mantenerse económicamente.

Protocolo Cero: intervención sin denuncia

Desde las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado destacan que cuentan con el denominado Protocolo Cero: aunque la víctima no quiera denunciar, se interviene igualmente. "A nosotros nos da igual. Intervenimos igual", asegura un agente especializado.

Cuando una mujer denuncia, esa denuncia ya no puede retirarse: actúa directamente el Ministerio Fiscal. Lo que popularmente se conoce como "retirada de denuncia" se refiere a que la víctima no declare contra el agresor en el juicio. Sin su testimonio, el caso suele quedar cerrado, salvo situaciones especialmente graves en las que el Ministerio Fiscal asume la acusación.

Sistema VioGén y valoración de riesgo

Cada denuncia conlleva una valoración de riesgo que se actualiza conforme aparecen nuevos datos. Según el nivel de riesgo asignado (bajo, medio, alto o extremo), se activan medidas de protección: teléfonos Atempro, un policía de referencia permanente y seguimiento continuado.

La mayoría de las mujeres asesinadas no habían denunciado ni estaban en el sistema VioGén. "Eso quiere decir que las que están en el sistema sí están siendo protegidas, en cierto modo", valoran los agentes, aunque reconocen que la protección al 100% no existe.

El reto: educar para prevenir

El mayor desafío, según coinciden los profesionales, es que la sociedad identifique la violencia de género en todas sus formas. "Muchas veces solo se reconoce cuando hay agresión física, pero las actitudes previas —control, aislamiento, humillaciones— también son violencia y no las reconocemos", advierten.

El reportaje incluye un ejemplo revelador: en un programa de radio se preguntó a hombres y mujeres a quién preferirían encontrarse en un bosque, si a un hombre o a un oso. Los hombres respondieron "a un hombre". Las mujeres, en cambio, eligieron al oso. "Porque para nosotras el miedo a un hombre es mucho más real", concluye una de las entrevistadas.

Movilización ciudadana contra el silencio

El reportaje cierra con el testimonio de un movimiento ciudadano en Nava (Asturias), donde vecinos sin formación actoral han montado una representación teatral contra la violencia de género. "Sabemos que esta violencia está normalizada, es un silencio incómodo. Queríamos comprometernos con nuestro entorno", explican los impulsores de la iniciativa.