El transistor se convirtió en principal aliado aquella tarde de lunes y esa noche del martes. Radio que sonaba en los cuarteles y también en los coches de muchos lideres de izquierdas. El golpe podía acabar con las libertades y por eso lo más urgente era ocultar y destruir archivos.

En las casas de muchos hogares, las maletas estaban listas en la entrada para emprender la huida. Muchos decidieron coger el coche al poco de conocer la noticia de la toma del congreso para huir a Portugal. Sólo tras el mensaje del Rey y la rendición de Tejero, el país volvió a la calma.