Mauricio Herráez y su hijo Roberto tienen una afición común: coleccionar aperos de todo tipo que recuerdan el trabajo de la trilla, la siega y la labranza. Piezas que se ubican en una antigua vaquería en La Serrada, Ávila, transformada ahora en un pequeño museo.
En dos años y medio han reunido más de 1000 instrumentos del campo: utensilios de antiguas fraguas, yugos, trillos, aperos… Todos restaurados con mimo.
El museo todavía no está abierto al público, pero para sus propietarios esta no deja de ser una opción de futuro. Un museo de utensilios que haría un pequeño homenaje a aquellas personas que han dedicado su vida a trabajar en el campo.