El Museo de Art Nouveau y Art Deco de la Casa Lis de Salamanca acoge hasta el próximo 7 de mayo la exposición 'Lo nuevo y lo oculto en la Casa Lis. Adquisiciones, donaciones y obras no expuestas', una muestra realizada "con mucho cariño y poco dinero" en la que se exponen tanto fondos comprados por el propio museo como parte del legado de su impulsor, Manuel Ramos Andrade, según explicó el director, Pedro Pérez Castro, quien, al igual que el concejal de cultura del Ayuntamiento de Salamanca, Julio López, resaltó el papel de aquellas personas anónimas que, a lo largo de los años, han realizado diversas donaciones a los fondos del Museo.
La exposición abre las puertas al patrimonio oculto relegado en ocasiones a los almacenes "por falta de espacio", lo que provoca que solamente pueda verse en exposiciones temporales. Para el concejal, ha llegado el momento de dar relevancia a ese patrimonio desconocido que pretende hacer de la inaugurada hoy una exposición "muy didáctica" en la que el visitante puede conocer de donde proceden las piezas e, incluso, cuánto han costado algunas de ellas. De igual forma, descubren las sorpresas que se esconden tras alguna de esas obras 'dormidas'.
Así, durante el proceso de catalogación, el museo ha constatado el enorme valor de algunas piezas por las que se pagó una cantidad de dinero relativamente pequeña. Entre esas joyas destaca 'Enfants à la Fontaine', de René Bertrand-Boutée, una pieza de 1912 realizada en biscuit por la que la Casa Lis pagó 800 euros "gracias a la suerte", pues llegó a salir a subasta en una puja en la que el museo no estuvo presente pero nadie llegó a interesarse por ella. Su valor, dado que es única, "de gran calidad" y ha servido de fuente de inspiración para artistas posteriores, "se ha multiplicado por más de cien".
'Lo nuevo y lo oculto en la Casa Lis. Adquisiciones, donaciones y obras no expuestas' se compone de diversos cuadros, esculturas, pinturas o muebles entre los que llama la atención un espectacular dormitorio de ébano expuesto tal y como se usaba en sus tiempos y perfectamente conservado. El precio que se pagó por él apenas supera los 12.000 euros. Tres de esas piezas expuestas hasta mayo ven la luz pública por primera vez.