El grupo familiar Yllera, que nació en 1970, ha comprado una bodega en Curiel de Duero (Valladolid) donde invertirá nueve millones de euros, para poner a la venta en unos tres años en torno a 500.000 botellas de vino de alta calidad de la Ribera del Duero. El objetivo, según señaló el presidente, Marcos Yllera, se centra en captar mercados exteriores, ya que actualmente la marca solo dedica un diez por ciento a la exportación.
El pilar del nuevo proyecto familiar se sustenta en la compra de la bodega denominada 'Entrecastillos' -situada en un valle entre Curiel, Peñafiel y Pesquera- que se construyó hace seis años. Sus promotores no llegaron a producir vino en unas instalaciones situadas en lo alto de un cerro tras vaciar una ladera que luego fue rellenada. La instalación bioclimática, sin estrenar, en su interior está totalmente revestida de hormigón y el grupo Yllera actualmente remata su equipamiento e instala maquinaria de alta tecnología y la electrificación, ya que el cableado fue sustraído al estar seis años abandonada.
“Se trata de dar un impulso y un espaldarazo importante a la empresa, dentro de una etapa en la historia en el que se dará un salto cualitativo. Con humildad queremos hacer el mejor vino de la Ribera del Duero y estar entre los mejores del mundo”, expuso Marcos Yllera. Junto a la instalación se han adquirido 22 hectáreas de viñedos jóvenes de uva tempranillo y cavernet sauvignon, además de otras 30 hectáreas con cepas centenarias ubicada en la comarca burgalesa de La Aguilera.
La bodega, realizada por el equipo de arquitectos vallisoletanos Polo y Villacorta y con una mención especial en la X Bienal de Arquitectura, cuenta con una superficie de más de 5.000 metros cuadrados repartidos en dos alturas. Tiene capacidad para un millón de kilos de uva, de los que se extraerán vinos 'premium' y 'superpremium'. Cuenta con ya con dos personas contratadas para el trabajo en el interior de la bodega, junto a un técnico de calidad y laboratorio y la plantilla se irá aumentando progresivamente. “Es un lugar privilegiado, enterrado, sin ruidos, climatizado e ideal para elaborar y conservar vinos de alta calidad en barricas de roble que ya se están adquiriendo”, agregó.
Para ello, el Grupo Yllera tiene en mente un proyecto a largo plazo que será dirigido por un asesor enológico internacional. “Estamos negociando con los mejores y en breve se conocerá la persona elegida. La idea es proyectar el vino hecho aquí en los mercados internacionales con una buena comercialización y distribución. Se tratará de llegar sobre todo a Estados Unidos y Europa sin descuidar algunos países asiáticos”, explicó el presidente.
Marcos Yllera recordó que desde sus orígenes se han elaborado “vinos de calidad, con personalidad y en constante innovación, y está en el ADN familiar sacar nuevos productos al mercado”. Así se refirió al primer vino verdejo moderno Cantosan “que llegó a toda España” y recordó que el tinto Yllera, bajo la certificación de Vinos de la Tierra de Castilla y León, también pegó fuerte en el mercado cuando apenas se consumían tintos Rioja. “Triunfó y sigue siendo nuestra enseña y en los años 80, con las marcas Bracamonte y Viña del Val, se inició la incursión en la Ribera del Duero al comprar uva. Luego, ya en el siglo XXI llegó el exitoso proyecto Hilo de Ariadna”, explicó.
Tres bodegas en el grupo
“Con esta nueva bodega, la tercera en la que elaboramos nuestros vinos, queremos dar un salto adelante”, añadió, al tiempo que recordó que Grupo Yllera cuenta ya con otras dos instalaciones en Rueda (Valladolid) y en Boada de Roa, en la Ribera del Duero burgalesa. Posee 120 hectáreas de viñedos propios y otras 700 hectáreas controladas en las denominaciones de origen de Rueda, Ribera del Duero y Cigales. En total saca al mercado 4,5 millones de botellas anuales con 20 etiquetas diferentes de Rueda, Ribera, Toro, Vinos de la Tierra de Castilla y León y Rioja.
El Grupo Yllera dispone de una plantilla de 50 personas y junto a sus productos tradicionales ha creado una nueva categoría en el mundo del vino, los verdejos frescos bajo la denominación de 'frizzantes' bajos en graduación alcohólica, de 5,5 grados, en las modalidades de tinto, rosé y verdejo. “Este producto ha revolucionado el mercado nacional y es fruto de la constante innovación de la bodega”, indicó su presidente. De este vino, que empezó en 2010 con 20.000 botellas producidas, se pasó en 2014 a la cifra de 1,1 millones de botellas. Para 2015 ya se ha adquirido maquinaria para llegar a 1,5 millones y en 2016 está previsto que se alcancen 1,7 millones.