María Fernanda Santiago Bolaños (Madrid, 1962). Es Doctora en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid. Durante algunos años se dedicó a la docencia, compaginando esas tareas con la labor investigadora. Actualmente, dirige el Departamento de Educación y Cultura del Gabinete de la Presidencia del Gobierno.
Sus primeros libros son de poesía, aunque en la obra de María Fernanda Santiago las fronteras entre poesía y narrativa se suelen diluir. Ha publicado hasta el momento tres novelas. El tiempo de las lluvias (1999) es un ambicioso recorrido por la España del siglo pasado y por varias generaciones de una misma familia. La trama salta de Madrid a Buenos Aires o Chicago, pero también aparece ya Castroluce, capital de la Maragatería, un espacio mítico inventado por la autora en la estela de Rulfo, García Márquez, Faulkner o, por buscar una referencia mucho más cercana, Luis Mateo Díez.
En Un ángel muerto sobre la hierba (2001) se adopta una estructura claramente musical para contar la historia de un hombre que trata de recuperar a su amada muerta a través de la lectura del diario que ésta dejó. Es una nueva apuesta por la novela lírica, en la que lo importante, más que los sucesos que se relatan, es la intensidad poética de cada página. La filósofa Amelia Valcárcel ha calificado el uso de la lengua por parte de María Fernanda Santiago como “fosforescente, porque es brillante pero como los fuegos de San Telmo, extraños”.
El jardín de las favoritas olvidadas (2005), ambientada nuevamente en Castroluce, es una novela polifónica en la que la protagonista, María Salomón, sondea su memoria y asiste, como en una obra de teatro, al desfile de sus familiares muertos.
Tiene también la autora una estrecha relación con el mundo del teatro, pues, aparte de haber publicado algunos ensayos sobre Buero Vallejo o sobre la influencia de la filosofía india, japonesa y china en el teatro contemporáneo (Mirar al dios: el teatro como conocimiento), ha escrito una obra titulada Retrato de la dulce Dulcinea: un hermoso texto que, surgido a partir de la universal figura cervantina y estructurado en cuatro monólogos, consigue retratar la dolorosa lucha vital de cuatro mujeres del siglo XXI a través de sus historias.
Ha realizado asimismo estudios monográficos sobre José Ángel Valente o Antonio Colinas y ha presentado catálogos de pintores como Pérez Carrió o Xaime Quessada.
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NOVELA
- El tiempo de las lluvias (1999). Ediciones Linteo.
- Un ángel muerto sobre la hierba (2001). Ediciones Linteo.
- El jardín de las favoritas olvidadas (2005). Ediciones Linteo.
POESÍA
- Marta amaneciendo en el café latino (1994).
- Infancia en Nasiob (1995).
- Celebración de la espera (1999). Ediciones Endymion.
- Poemas del claustro (2004). Ayuntamiento de León. Con Antonio Piedra y
José Antonio Martínez Reñones.
- El día, los días (2007). Calambur.
ENSAYO
- Boisán de Somoza: crónica sentimental (1995). Asociación Cultural Amigos
de Boisán
- La mirada atlántica (1995). Ediciós do Castro.
- Lo que guardan las musas: literatura y filosofía (2002). Centro de Profesores y Recursos de Cuenca.
- La palabra detenida: una lectura del símbolo en el teatro de Antonio
Buero Vallejo (2004). Universidad de Murcia.
- Mirar al dios: el teatro como camino de conocimiento (2005). Editorial Biblioteca Nueva.
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PRIMERA PARTE
I
“Lanús, agosto 5 de 1926
Sr. Petronio de S. Fernández
Buenos Aires.
Querido hermano y familia: deseando que al ser esta en tu poder se encuentre bien
Lidia, lo mismo tú y Serafinito. Nosotros por aquí regulares, pues primero yo con el
golpe que me dieron y ahora es la mujer que estuvo unos días en cama pues le había
agarrado la Bronconeumonía. Pero ayer ya le dijo el doctor que se levantara un poco y
se le diera alguna verdurita muy cocinada.
Cuando me golpearon por ir a cobrar lo que era mío, eran dos y uno de ellos por atrás
me tiró dos puñetazos a traición y enseguida se fugaron, que si no, de arriba no se lo
llevan ni el uno ni el otro.
Con respecto al pasaje nada pude hacer, pues fue vendido en Tres Arroyos por un tal
que en la agencia principal me dijeron que escribiera para que diera orden de cobrarlo.
Le escribí una carta; no tuve contestación. Me dijeron que escribiera otra; la escribí
certificada con recibo de retorno. Él recibir la recibió, pero ha sido tan atento que ni
siquiera tuvo la delicadeza de contestar. Yo llevé hasta mi carnet para ver si podía
cobrar, pero no hubo caso.
Si quieren que se lo cobre, tiene que dar una orden a mi nombre y devolver el boleto
si es que realmente tienes mucho compromiso en cobrarlo y, si no tienes, que vengan
ellos a cobrarlo y allá se arreglen.
Respecto a nuestro sobrino Honesto nada puedo decirte, pues los números que me
dio, a donde vivía, allí no saben dar razón de él. Nada sabemos, si trabaja o está
enfermo.
Según en la tuya me dices, con respecto a lo que a mí me tocó, pues yo tanto interés
tengo con los hermanos y contigo. Creo que todos somos hijos de unos mismos padres.
Así que si a ti te conviene, para ti son. Y me alegro mucho por la casa, para que la
arregles toda como estaba antes, para si algún día puedo ir a nuestro pueblo, ver la
casa y el huerto todo junto a donde nacimos.
Según en la tuya serían doscientos que me mandaste, trescientos que mandarías y el
lote tercero, pues como yo no sé lo que vale aquello, nada os puedo decir. Si comprendéis
que no vale más y estás conforme, yo conforme estoy. Lo que si, por ejemplo, algún
trasto llevó la hermana cuando murió madre, que para nada valdrán y que para nada
los queréis, no se los reclaméis.
Ahora, para que nada tengan que hablar de parte de la familia de nuestro cuñado,
pues ya sabéis cómo es la familia de él, en la carta que le escribiré le diré que lo que
a mí me toca lo cambiamos tú y yo por unos terrenos que tú tenías aquí, así no pueden
resentirse conmigo ni con vosotros para nada.
Por esta el comercio está todo paralizado. No se trabaja casi nada. A gatas para uno
ir sosteniéndose. Me deben de cuando tenía el almacén 3981, y sin cobrar un centavo.
Y cuando uno va a cobrar, ya ves cómo lo reciben. Desde que estoy aquí, también me
deben como ochocientos y pico pesos y lo mismo: si no se fía no se vende, y si se fía no
se cobra. No se sabe uno qué hacer.
Y no teniendo otra de particular, con recuerdos y besos a Lidia y Serafinito, un fuerte
abrazo y recuerdos a Lidia de este tu hermano.
J. de Sanmayor Fdez”.
El tiempo de las lluvias.