El miércoles finaliza el plazo para convertir lo que queda de las cajas nacionalizadas en fundaciones especiales. Algo que afecta a Caja de Ávila y Caja Segovia, integrantes de Bankia. Se disolverán sus órganos de Gobierno y el patrimonio y la obra social pasará a ser gestionado, de momento por una comisión de la Junta que ya no podrá funcionar como banco.

Las cajas no intervenidas también tendrán que transformarse en lo que se dicte desde Europa, pero las grandes, como CaixaBank, esperan transformarse en un holding y así mantener el negocio bancario.