premio Adonais 1962

Hilario Tundidor, Jesús

  • Miembro del denominado Grupo del 60, su obra evoluciona del existencialismo social hacia una mayor abstracción

Jesús Hilario Tundidor (Zamora, 1935). Cursó estudios de Magisterio y de Historia y, profesionalmente, se ha dedicado a la docencia. Aunque ahora reside en Madrid, ha vivido en varias capitales españolas que de alguna manera han empapado su obra: además de su ciudad natal y las tierras castellanas, las luminosas ciudades andaluzas y el Levante español.

Miembro del denominado Grupo del 60, el propio autor organiza su obra en dos épocas: una primera, en la que, como escribe Joaquín Benito de Lucas, “muestra una tendencia hacia la interpretación simbólica de la realidad «real» en la que los elementos que la componen y aparecen en el poema quedan transformados en signos representativos de una realidad superior”, iniciada con Junto a mi silencio (1963), que obtuvo el Premio Adonais de 1962, si bien su primera obra es Río oscuro (1960), retirada por él mismo de su bibliografía; y prosigue con Las hoces y los días (1966), En voz baja (1969), y Pasiono (1972), para acabar con Tetraedro (1978).

Y una segunda que estaría formada por libros que presentan, estructuralmente, una línea argumental unitaria: Libro de amor para Salónica (1980), Repaso de un tiempo inmóvil (1982), Mausoleo (1988), Construcción de la rosa (1990), Tejedora de azar (1995), y Las llaves del reino (2000).Sin embargo, no se trata de bloques estancos e impermeables, sino que, por encima (o por debajo) de las diferencias y similitudes que permiten realizar la división entre ambos conjuntos, puede percibirse una continuidad, donde las reflexiones serán en un primer momento existencialistas y sociales para ir evolucionando después hacia una mayor abstracción.

No es Tundidor un autor prolífico; entre la publicación de algunos de sus libros transcurren varios años, a veces casi una década, quizá debido a la minuciosidad lingüística, a ese afán por lograr una obra bien hecha en la que cada palabra sea necesaria y difícilmente sustituible. Inteligencia y emoción aparecen en todas sus obras, de las que se desprende, además, un sentimiento humanista.

Afirmará el propio Tundidor: “Me interesa la realidad si me dice algo que pueda transmitir a través de la emoción, porque una poesía que no sea emoción, que no provoque emoción es nada”. Añade también: “lo que no emociona no tiene cabida en lo poético; la vida y sus implicaciones, como acontecimiento en el corazón del hombre, son el verdadero camino del poema y el lenguaje su principal medio de expresión”.

Partiendo de esa aclaración conceptual con respecto a la palabra poética, nadie mejor que él mismo para definir su obra: “mi poesía no es nunca una hermenéutica de lo real sino, [...], una posible ordenación sentimentalizadora de lo inteligente”.

Además, siempre están presentes, como material genético común a toda su poesía, esas raíces, ese fermento sine qua non la escritura no deviene eminente: la naturaleza, el lenguaje, el hombre o el tiempo, todo ello emotiva y apasionadamente transfigurado mediante la palabra justa y decidora. Como ensayista ha publicado diversos trabajos en los que reflexiona sobre la obra de otros poetas o sobre la propia.

En 2006 recibe el Premio de la Asociación Madrileña de Críticos al mejor libro de Ediciones sobre Arte al poema Fiesa sobre lo azul de J.H.T. y aguafuentes de Francisco Arjona.

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POESÍA

Primera época:

  • Río oscuro (1957-1959) (1960). Diputación Provincial de Zamora.
  • Junto a mi silencio (1963). Ediciones Rialp. Premio Adonais 1962.
  • Las hoces y los días (1966). Editora Nacional.
  • En voz baja (1969). Colección Álamo.
  • Pasiono (1964-1972) (1972). Diputación de León.
  • Tetraedro (1978). Anthropos.

Segunda época:

  • Libro de amor para Salónica (1980). Diputación Provincial de Zamora. (2005). Ediciones Tansonville.
  • Repaso de un tiempo inmóvil (1982). Ediciones de la Sociedad de Cultura Valle-Inclán.
  • Mausoleo: pájaros para la muerte de Cristo (1988). Editorial Devenir.
  • Construcción de la rosa (1990). Ediciones Libertarias-Prodhufi.
  • Lectura de la noche (1993). Ediciones Libertarias-Prodhufi. Antología.
  • Tejedora de azar (1995). Fundación Jorge Guillén.
  • Poemas del claustro (1999). Ayuntamiento de León. Con Antonio Pereira y Luis Antonio de Villena.
  • Mundo ahí (1999). Diputación de Málaga. Selección de poemas de la Primera época.
  • Las llaves del reino (2000). Ediciones Hiperión.
  • Elegía en el alto de Palomares (2001). Caja Duero. Edición no venal. Antología.
  • Un paso atrás: antología (2002-1960) (2003). Ediciones Hiperión.
  • Libro de amor para Salónica (2005).
  • Escalada (como si fuese una memoria) (2006). Ediciones Del 4 de Agosto.
  • Toda la memoria (2006). Cajasur, Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba.
  • Fue (2008).

ENSAYO

  • Seis poetas de Zamora (1976). Ediciones Caja de Ahorros Provincial.
  • El hacer del deshacer. El autor ante su obra (1990). Biblioteca de El Sol.
  • Reflexiones sobre mi poesía (1994). Cuaderno de Literatura nº 14. Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid.
  • Caos y organización en el mundo mítico del poema -Sobre textos de José Antonio Rey del Corral (1999). Conferencia dictada en la Universidad de Zaragoza.
  • Apuntes para una oposición mítica en el estudio de las operaciones creativas en la Lengua y la Literatura española (2002). Introducción a Maestros del Sagrado oficio.
  • ¿Arquitectura etopéyica en una poética imaginaria de José Jiménez Lozano?, en Nuestros premios Cervantes. José Jiménez Lozano (2003).
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Ningún otoño es amarillo siempre

SI llueve, veo
tu rostro con guedejas, gorjeos sucesivos,
cadencias múltiples, procesionales
sueños dentro de aquel oscuro frescor con que la lluvia se atavía.
Si te abrazo, diluyo
sementales en flor, naves de nieve sobre un mar mortecino.
Recuerdo así que en el origen fue el amor y fue
la ternura que en el espasmo del coito tiene forma de trilobite,
y es circular y comunicativa y silenciosa
como un fósil.
Pero no recordemos, vanamente,
lo jamás alcanzado, pues que amar es continuar siendo.
Y si ahora tomo tu mano, sé
que vienes sucedida como las estaciones, primeriza y frutal
como la aurora y en ti se realiza
la verdad, y el cuerpo es una fiesta de gorriones, de bengalas
y lazos múltiples de color.
O bien, como un calor que se ha perdido,
llegas azulamante
para nacer los cúmulos, los cirros, la tristeza
en la tarde, su exactitud de vida
que fermenta lo siempre proscrito por el eucalipto
y su torpe decálogo de frustraciones hereditarias
—si te abrazo, si llueve, si has quedado encendida,
si hace nostalgia o mar, Salónica–
y por eso
quiero olvidar tu nombre, tu presencia en el mundo.
Porque también un día terminará el amor.

Libro de amor para Salónica.