María García Arenales / rtvcyl
Pilotar no solo significa saber manejar los mandos de un avión, sino que es necesario estudiar materias especializadas como derecho aeronaútico, meteorología e incluso tener conocimientos de medicina. "En pleno vuelo puede ocurrir cualquier imprevisto y los pilotos tienen que saber salir del paso", apunta el director comercial de la escuela de pilotos Adventia en Matacán, Salamanca, José Ignacio Manzano.
Para resolver esos imprevistos los alumnos preparan sus prácticas en simuladores y aviones y una vez terminados los cuatro años de universidad o el curso integrado que dura 24 meses, toca salir al mercado laboral y, aunque haya oportunidades con las compañías de bajo coste, este sector también ha notado la crisis. "Si antes un piloto podía ganar unos 12.000 euros al mes, ahora ese salario está en torno a los 3.000 o 4.000 mensuales, un sueldo que obviamente sigue siendo una buena oportunidad para un joven que acaba de terminar su formación", añade Manzano.
"Antes de entrar aquí ya sabíamos que un piloto no gana como lo hacía antes, por eso, ahora más que nunca, es una profesión vocacional. Eso de ser millonarios se ha terminado, pero nos apasiona volar y por eso estamos aquí", concluye Andreas Casas Dührkop, ex alumno de la escuela y ahora instructor de vuelo.