'Pan negro'

"Sorprende desde la primera escena, que te agarra las tripas y te impresiona por la extraordinaria calidad de la fotografía, así como por la manera en que Villaronga dirige a su elenco con naturalidad y maestría absolutas."

José S. Isbert / rtvcyl.es

Puntuación: 7/10

  • Película: 'Pa negre' ('Pan negro')
  • Dirección: Agustí Villaronga
  • País: España
  • Año: 2010
  • Duración: 108 min
  • Género: Drama.
  • Interpretación: Francesc Colomer (Andreu), Marina Comas (Nuria), Nora Navas (Florencia), Roger Casamajor (Farriol), Lluïsa Castell (Ció), Marina Gatell (Enriqueta), Laia Marull (Pauleta), Eduard Fernández (maestro), Sergi López (alcalde).
  • Guión: Agustí Villaronga, basado en la novela de Emili Teixidor
  • Música: José Manuel Pagán
  • Fotografía: Antonio Riestra
  • Montaje: Raúl Román
  • Vestuario: Mercè Paloma
  • Dirección artística: Ana Alvargonzález
  • Distribuidora: Emon

Sinopsis

En los duros años de la posguerra rural en Cataluña, Andreu, un niño que pertenece al bando de los perdedores, encuentra en el bosque los cadáveres de un hombre y su hijo. Las autoridades quieren cargarle las muertes a su padre, pero él, para ayudarle, intenta averiguar quiénes son los auténticos responsables. En este recorrido, Andreu desarrolla una conciencia moral frente a un mundo de adultos alimentado por las mentiras. Para sobrevivir, traiciona sus propias raíces y acaba descubriendo el monstruo que habita en él.

Crítica

"Sorprende desde la primera escena, que te agarra las tripas y te impresiona por la extraordinaria calidad de la fotografía, así como por la manera en que Villaronga dirige a su elenco con naturalidad y maestría absolutas."

No me extraña que 'Pan Negro' haya ganado ocho premios Goya en la sesión del 2011. Como en toda obra que despunta, al principio hay una buena historia: la excelente novela de Emili Teixidor, que Agustí Villaronga adapta en un coherente guión, aunque a veces algo oscuro.

Utilizando como marco los años de la posguerra española, 1944 nos dibuja una sociedad payesa con toda suerte de detalles sobre la dureza de una vida en un país en la miseria. Miseria de sus habitantes, tanto ricos como pobres, miseria de sus hogares, de sus almas con sus odios, de rencores no olvidados y venganzas que se gestan.

Nadie está limpio salvo los pinzones, cuya existencia será abreviada por la mano rencorosa de un niño al que aniquilaron los sueños. Ni la tía que disfruta de su cuerpo ofreciéndose a quien mejor la monta (Marina Gatell), ni el amargado alcalde que medra en la miseria ajena (Sergi López), ni los 120 kilos de grasa de un cura que olvidó la misericordia, ni la madre que sobrevive, culpable al callarse porque amara demasiado (Nora Navas).

Ni el padre que ofrece su vida a su hijo porque la suya se emponzoñó en otros tiempos (Roger Casamajor), ni la niña mutilada que se entrega sin dinero porque a sus propios ojos no es nada (Marina Comas), ni primos, ni abuela, ni los ricos que disfrutan de un dinero poco honesto, ni los pobres a quienes la pasión devora. Todos son lo que parecen, similares a la niebla.

Los paisajes de la campiña catalana son grandiosos, tierras rudas de toscas gentes. Luto aue persiste tras la desgracia de una guerra y de una postguerra demasiado cruenta. Una industria textil que devora a quien la sirve, explotando sin vergüenza a niños a la sombra del garrote.

Una vez más, el maniqueísmo tan de moda me entristece, aunque en la novela de Teixidor la maldad no tenga un bando. Sin embargo, siempre aparecen "despintados" el alcalde puesto a dedo, el sacerdote y los ricachos. No niego su existencia en muchos sitios, pero tan concentrados espanta.

En mi pueblo castellano el alcalde de la posguerra era un buen hombre, criado en el campo como las amapolas. El cura, bonachón y campechano. Y los ricos (mis abuelos), adorados hasta la devoción que perdura. Mi abuelo jugaba al dominó con cualquiera en el Casino del pueblo. No había clases sociales tomando un vaso de vino o compartiendo arroz con conejo. A sus sepelios acudió el pueblo entero salvo los enfermos graves. Una prueba de cariño emocionante, testimonio de unas vidas armoniosas de entreayuda.

¡Por favor, autores, un poquito de imaginación y de honestidad, qué diantre!

La interpretación es apabullante. Roger Casamajor está sublime. No entiendo por qué no se llevó otro Goya que merecía con creces. Los demás actores recibieron justificados galardones. Los ojos de Marina Comas atraviesan al que mira, promesa de un futuro exaltante con naturalidad y carisma.

¡Me encantó la peli! ¡Roger, por favor, más y más, que te esperamos!