PATRIMONIO

El trascoro de la Catedral de Ávila recupera su esplendor

Tras una minuciosa restauración y 54.000 euros invertidos, la belleza de los relieves en piedra caliza vuelve a salir a la luz.

P.G.R./ ICAL

El trascoro renacentista de la Catedral del Salvador de Ávila, una espectacular Biblia de piedra caliza realizada en el siglo XVI que recoge en siete magníficas escenas de la infancia de Jesús, brilla de nuevo con su blancura original tras ser sometido a una minuciosa restauración que lo ha despojado de pátinas inadecuadas, humo de velas, ceras y barnices aplicados a lo largo de los años. La inversión asciende a 54.000 euros.

El deán de la Catedral, Fernando Gutiérrez, señaló que esta es una actuación más en la seo, que está aguardando la decisión de la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León de restaurar la puerta noroeste, más conocida como puerta de los Apóstoles, ya que las figuras de piedra caliza tienen un deterioro "grave" y con riesgo de perderse. En breve, además, se abrirá al público el recorrido por los tejados de la Catedral.

A lo largo de los años, explicó el especialista del Instituto del Patrimonio Cultural Español y director de la restauración, Antonio Sánchez Barriga, se han realizado numerosas intervenciones en el trascoro de la Catedral de San Salvador, pero las más importantes se efectuaron en el siglo XVIII, hacia 1770, un momento en el que "se interviene mucho en las catedrales" a raíz de la creación de las academias de Bellas Artes, como la de San Fernando, que recomiendan la restauración de los templos porque el humo de las velas oscurece la piedra del interior.

En el caso del trascoro de Ávila, se ha optado por la "eliminación de las intervenciones que no son correctas y se han mantenido aquellas que realmente no dañan al monumento". Es decir, se han retirado las "pátinas falsas" que existían, como colas orgánicas, barnices, ceras o humo de velas. Asimismo, se ha vuelto a colocar el llagueado que estaba casi desaparecido y se han repuesto figuras que estaban en "muy mal estado".

A juicio del director de la restauración, "iconográficamente el trascoro es muy español, porque el coro está en el centro" y es "lo que ve el pueblo cuando acude a oír misa hasta que se rompe la vía sacra". Así, recalcó que "el trascoro era importante para el pueblo".

Uno de los restauradores de la empresa Sabia, Alberto Sabia, destacó que la parte inferior del trascoro estaba cubierta de óleos y presentaba los daños más numerosos y graves, desde golpes y "picotazos" hasta "mutilaciones" debido a que es la zona más accesible.

Esas reparaciones se habían efectuado con escayola. Tan solo se han eliminado las añadiduras incorrectas para "dejar que el monumento contara su propia historia". Además de reparar las llagas, se han consolidado zonas sueltas para dar "un aspecto más vivo al retablo". En total, han trabajado en ello dos restauradores.

Biblia de piedra

El trascoro es el cerramiento posterior del coro y representa, en el caso de Ávila, la infancia de Jesús con un delicado estilo renacentista plateresco. Así, se desarrolla en siete escenas el ciclo bíblico de la infancia de Jesús, desde la Inmaculada Concepción de María –representada por los padres de ésta, santa Ana y San Joaquín-, la Visitación, el Nacimiento, la Adoración de los Reyes –con dos figuras negras, Baltasar y un paje-, la presentación en el templo, la huida a Egipto, la matanza de los inocentes y Jesús en el templo entre los doctores.

El conjunto se remata con un friso con los profetas y la estrella de Belén, coronado por un Dios Padre, así como con dos ochavos laterales que contienen a los santos Juan Bautista, Juan Evangelista, San Pedro y San Pablo.

Además, presenta en estas escenas, talladas por los escultores Juan Rodríguez y Lucas Giraldo, alumnos del maestro Vasco de la Zarza, curiosos detalles como el costurero de la Virgen María, un lagarto, dos palomas sobre el portal de Belén o la cabalgata de los Magos de Oriente.

El deán de la Catedral, Fernando Gutiérrez, recordó que el trascoro "se hizo para el servicio de la Evangelización, es una Biblia en piedra" que prosigue con la narración del retablo mayor, que representa la Pascua y Resurrección de Jesús. El trascoro es "la parte más amable" de la historia bíblica, basada en la infancia de Jesús según el evangelio de San Marcos.