'Blackthorn (Sin destino)'

  • "Una película soberbia que crea un lazo intemporal con los grandes clásicos del género. Aporta una visión más humanista en defensa de derechos y valores muy a menudo ocultados."

José S. Isbert / rtvcyl.es

FICHA TÉCNICA

  • Película: Blackthorn (Sin destino).
  • Dirección: Mateo Gil.
  • Países: España, Francia y Bolivia.
  • Año: 2011.
  • Duración: 98 min.
  • Género: Western.
  • Interpretación: Sam Shepard (James Blackthorn), Eduardo Noriega (Eduardo Apocada), Stephen Rea (Mackinley), Magaly Solier (Yana), Nikolaj Coster-Waldau (James de joven), Padraic Delaney (Sundance), Dominique McElligott (Etta).
  • Guión: Miguel Barros.
  • Producción: Andrés Santana, Ibon Cormenzana, Jerôme Vidal y Paolo Agazzi.
  • Música: Lucio Godoy.
  • Fotografía: J.A. Ruiz Anchía.
  • Montaje: David Gallart.
  • Dirección artística: Juan Pedro de Gaspar.
  • Vestuario: Clara Bilbao.
  • Distribuidora: Alta Classics.
  • Estreno en España: 1 Julio 2011.
  • No recomendada para menores de 12 años.

SINOPSIS

Tras haber huido de Estados Unidos, el legendario forajido Butch Cassidy murió en Bolivia en 1908, tiroteado junto a su amigo Sundance Kid. Esto es lo que dice la versión oficial. En "Blackthorn (Sin destino)" veremos que lo cierto es que ha pasado veinte años escondido y ahora quiere volver a casa. Sin embargo, pronto encontrará en su camino a un joven ingeniero español que acaba de robar la mina en la que trabajaba y que pertenece al empresario más importante de Bolivia.

CRÍTICA

"Una película soberbia que crea un lazo intemporal con los grandes clásicos del género. Aporta una visión más humanista en defensa de derechos y valores muy a menudo ocultados. El Altiplano boliviano, grandioso, deslumbra por su poesía y belleza."

Aunque ya ha sido estrenada, le dedico mi crítica semanal porque "Blackthorn" presenta su candidatura a la Edición de los Premios Goya. Y lo merece de sobra. Se necesita valor, originalidad y talento para incorporarse a un género en el que brillantísimas mentes han sentado fecha. Incluso los hermanos Cohen se rompieron los dientes con "Valor de Ley" en el intento hace poco.

La vida está llena de guiños, no todos graciosos, pero que nos recuerdan a veces que sólo estamos de paso. La acción de la película transcurre en dos períodos de la supuesta vida de Butch (carnicero) Cassidy, en la primera mitad del siglo XX en Bolivia, con saltos al pasado en los USA.

Curiosamente, mientras se desarrolla la acción de la cinta, se encontraba en Bolivia el segundo marido de mi abuela paterna, Don Enrique Fernández de Heredia y Gaztañaga. Coronel de artillería y aeróstata, publicó en 1935 su libro "Un año de misión en Bolivia", que tengo en casa dedicado de su puño y letra.

Describe con naturalidad y talento el país y las gentes que figuran en la película mientras participaba a la formación del ejército boliviano. Como Butch Cassidy, también se enamoró de Bolivia y de sus habitantes. Durante la guerra, en la que participó, sus soldados se comportaron con gran coraje. Hizo amigos para siempre.

Bueno, al grano. El excelente guión de Miguel Barros sabe recrear una época y las situaciones que genera su visión personal de la historia. Basándose en la controversia sobre la muerte hipotética y discutida de Butch Cassidy en 1908, Barros le resucita respetando los rasgos que se conocen del verdadero carácter del protagonista.

Butch Cassidy perteneció a la famosa Horda Salvaje, que pintó con un talento fuera de serie Sam Peckinpah en la película 'The Wild Bunch' ('La Horde Sauvage'-'Grupo Salvaje'). Butch no era un hombre violento, aunque sus compañeros derramaron sangre hasta saciarse. Su hermana asegura que regresó a los Estados Unidos años después de su supuesta muerte, lo que acredita la tesis expuesta.

La interpretación es soberbia, en particular la de Sam Shepard. Su personaje está lleno de humanidad, con sus remordimientos, emociones y sus dudas, y su defensa del pueblo indígena boliviano con el que entabla entrañables lazos. Rico en matices, su trabajo es memorable.

Los demás, Stephen Rea y Magaly Solier en particular, trabajan con sobriedad y elegancia, naturales y con marcada personalidad. Eduardo Noriega, el pobre, hace lo que puede, que no es poco, en sus dúos con Sam Shepard. Muy difícil su tarea ante un genio de ese talante. Incluso nos muestra el trasero…

Mateo Gil realiza una película de indiscutible calidad internacional, a la altura de las mejores. Quizás le faltara algo de grandeza en la dimensión global, o posiblemente una de esas escenas memorables que dejan huella. Pero puede estar orgulloso de su trabajo.

La fotografía es buena, y los decorados naturales espléndidos. Hay épica en la cinta, y silencios tan explícitos como discursos. Hay honor y un gran respeto hacia las gentes sencillas del Altiplano.

"Por favor, no me robe" - le dice sencillamente un indígena que propone a Butch su hospitalidad durante la huida. No quiere dinero ni recompensa alguna. Con esa frase todo está dicho. Acierto y ternura en su estado más puro.

¿Lo que no me ha gustado? Que un español sea el "malo" en hispano-américa, como de costumbre nos sirven. Podían haberle hecho polaco, japonés o ruso…

Punto mayúsculo para el cine español aunque coproducido. Solos nada podemos…

He dicho.