El municipio vallisoletano de Simancas ha vuelto a revivir, un año, su leyenda más popular, aquella en la que siete doncellas se cortaron sus manos izquierdas para no ser tributo del rey Abderramán II.
Una historia que llena de orgullo a los simanquinos y en el que se quiere reivindicar también los derechos de la mujer. El ayuntamiento del municipio va a solicitar a la Junta que declare esta fiesta de interés turístico regional.