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El mastín lleva 10.000 años defendiendo al ganado. Ahora, tras la prohibición de cazar al lobo, se vuelve a recuperar la importancia de su labor.
Este perro tiene que estar rodeado de ovejas desde que es un cachorro, tiene que estar hermanado con ellas y seguirlas. Además, tiene que tener cierta fiereza. Su instinto le permite hacer frente al ataque de depredadores, pero el lobo sabe bien cómo burlar al mastín. Coge a un grupo de ovejas, obligando al perro a quedarse con el grupo más grande, y entonces las mata.
Los ganaderos dicen que estos perros no eliminan de raíz el problema de los ataques. La aritmética de más mastines para cuidar de más ovejas no es válida, pero esta tradición puede ayudar a mantener el equilibrio.