El principal sospechoso del doble crimen del burdel 'Las Vegas' de Medina del Campo negó, en la primera sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Valladolid, cualquier participación en los hechos, al igual que su mujer, Vicenta Panduro, para la que el fiscal también pide 42 años por dos asesinatos y un delito de tenencia ilícita de armas.
El tercero de los acusados, Antonio Adrián Blanco, que seis días después del crimen se entregó a la Policía en Cáceres y confesó lo ocurrido, mantuvo su versión y reconoció que acompañó hasta el interior del club de alterne a Manuel Martínez. No obstante, aseguró que salió del local paralizado y víctima del pánico cuando escuchó el primer disparo. Para él también se solicita una pena de 42 años de prisión.
Tanto Antonio Adrián Blanco, a quien el ministerio fiscal también acusa de dos asesinatos, como Manuel Martínez y Vicenta Panduro, sólo prestaron declaración a las preguntas de sus respectivos abogados.
Manuel Martínez, al que tanto el fiscal como las acusaciones particulares acusan de ser el autor material de los disparos, aseguró que conoció a Antonio Adrián Blanco durante unas fiestas de Fontiveros y que desde entonces mantenían alguna relación para trapichear con cocaína por Arévalo y otros pueblos de la comarca de La Moraña. Además, insistió que mantenía una buena relación con Mariano Esteban, regente del club que murió de un disparo en la espalda y otro en la cabeza, y que no le debía dinero.
A su vez, aseguró que el día del doble asesinato Antonio Adrián le llamó para que se acercara a Madrid a comprar droga a un contacto que conocía él y que después, una vez que no consiguió adquirir la cocaína, le llevó hasta Medina del Campo y lo dejó a última hora de la tarde cerca del club ‘Las Vegas’ para cobrar dos deudas que tenía por tráfico de drogas.
Él, según aseguró, no volvió a ver a Antonio Adrián hasta que regresaba de vuelta a Arévalo con la que ahora es su mujer y se lo encontró en una calle de Medina. Entonces, subió al coche y, camino de Arévalo, le pidió en repetidas ocasiones que lo llevara de vuelta a Madrid, algo a lo que él se negó, hasta que en un momento sacó una pistola y les amenazó.
Sin deudas pendientes
La versión de Manuel Martínez fue corroborada en parte por Vicente Panduro -con la que se casó una vez en prisión- que insistió en que no había ninguna deuda pendiente y en que ella pasó toda la tarde del día del crimen en casa de su cuñada en Medina del Campo. Además, reconoció que hasta hoy no había declarado nunca por miedo a las represalias de Antonio Adrián Blanco y aseguró que el pasado sábado recibió amenazas de él en la propia cárcel de Villanubla.
Por su parte, Antonio Andrian Blanco, que no supo responder a la presidenta del tribunal cuando le preguntó los motivos por los que acompañaba a Manuel Martínez, insistió que gracias a su confesión a la Policía se puede celebrar este juicio. También recalcó que no se arrepiente de haberse entregado a pesar de llevar dos años en prisión, ya que no “no podía vivir con lo que hice”.
A su vez, también resaltó que desde el momento del crimen Manuel Martínez le amenazó si contaba lo que había pasado, aunque nunca más, y a pesar de las repetidas llamadas, le cogió el teléfono.
En la primera jornada del juicio los abogados defensores de la pareja acusada del doble crimen del burdel ‘Las Vegas’ reclamaron una sentencia absolutoria para sus clientes, argumentando en su alegato inicial que no hay pruebas claras que sitúen a ambos en la escena del crimen, a la vez que pusieron en entredicho las declaraciones del Antonio Adrián Blanco.
Por su parte, tanto el fiscal como los dos abogados de la acusación particular que representan a la viuda y las hijas de Mariano Esteban, responsable del club de alterne, como a la madre y las hijas de la camarera rumana Laura Mihahela, ambos asesinados el 5 de octubre de 2015, mantuvieron su pena de 42 años para Manuel Martínez Molina, para su pareja, Vicenta Panduro, y para Antonio Adrián Blanco por dos delitos de asesinato y uno de tenencia ilícita de armas.
El fiscal y los dos abogados mantuvieron que se trata de un crimen en el que las víctimas no tuvieron ninguna posibilidad de defenderse. Así, defienden que 5 de octubre la pareja se trasladó hasta Fuenlabrada (Madrid), donde gracias a la mediación de Antonio Adrián Blanco, compró a un individuo una pistola por 1.300 euros. Desde allí, los tres acusados se trasladaron hasta el domicilio de una hermana de Manuel Martínez en Medina del Campo, antes de dirigirse al club.
Una vez en el burdel, aparcaron el turismo a la puerta sobre las 20.30 horas y en su interior se quedó Vicenta Panduro. Minutos después, y tras una breve conversación la víctima, Manuel Martínez sacó el arma -una pistola del calibre 9 milímetros parabellum- y disparó al dueño del local, quien fue alcanzado en la espalda al darse la vuelta en su intento de huir.
Intento de huida inútil
En ese momento, tres de las cuatro camareras que se encontraban en el local salieron huyendo hacia un descampado próximo, pero Laura Mihahela no tuvo tanta suerte y fue alcanzada también con un disparo en el hombro izquierdo. Después, trató de protegerse en una esquina del local y se tapó la cara con las manos. Su intento fue inútil, ya que el acusado realizó otro disparo que atravesó sus dedos y le dio de lleno en plena frente, quedando la bala alojada en el hueso esfenoides del cráneo. Después, se acercó al lugar donde permanecía bocabajo y herido el dueño del local y le pegó otro tiro que le atravesó la cabeza.
En su alegato, el abogado de Manuel Martínez Molina aseguró que no hay pruebas materiales que inculpen a su cliente y aseguró que el testimonio de las tres camareras que se encontraban en el local en el momento de los hechos también lo confirma. Además, descartó que el móvil fuera el impago de una deuda de 2.000 euros, cuando sólo la pistola, según sostiene el fiscal, le costó 1.300 euros.
Por su parte, el abogado de Vicenta Pandura sostuvo que tanto testigos como la localización del teléfono móvil de su cliente demuestran que ella no viajó a Madrid a comprar el arma con la que presuntamente se cometió el crimen, a la vez que puso en entredicho las declaraciones de Antonio Adrián Blanco.
Mientras tanto, la abogada de Antonio Adrián Blanco, sostuvo que cuando Manuel Martínez cometió el doble crimen su representado abandonó el local paralizado por el miedo, para después, durante todo el viaje a Madrid, recibir reiteradas amenazas de Manuel Martínez de que no comentara nada de lo sucedido ya que era el único testigo. Además, adelantó que durante el juicio se presentarán pruebas para demostrar que estas amenazas continuaron vía teléfono días después.
A su vez, también recalcó que el testimonio de su cliente fue clave para la Policía, ya que en un primer momento estaba dirigiendo la investigación hacia otros sospechosos entre los que no se encontraba Manuel Martínez.
El juicio continuará mañana en sesión de mañana y tarde y está previsto que se escuche la declaración de las tres camareras que se encontraban en el local cuando ocurrieron los hechos.