Uno de cada mil recién nacidos nace con sordera profunda

Los implantados cocleares exijen precios más justos

     
  • Están sujetos a la marca del aparato que llevan para poder oír
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  • El gasto en mantenimiento ronda los 3.000 euros al año

Estefanía Ureña

No todas las personas con una discapacidad auditiva son aptas para llevar un implante coclear. En los recién nacidos, después de la prueba de la hipoacusia y de haber probado con el audífono, se le puede plantear a los padres intervenir quirúrgicamente a su hijo.

Un bebé con apenas 10 meses puede pasar ya por quirófano. Los riesgos que esto conlleva se compensa con la esperanza de que desarrolle una vida totalmente normal y de que empiece a escuchar y emitir sonidos.

Tanto la intervención, como el aparato en cuestión, están sufragados por la seguridad social. Pero el mantenimiento del aparato corre a cargo del implantado. Ahí está el problema. Según Óscar Tamayo, implantado desde hace más de una década, "en el momento en el que te operan y te ponen el aparato de una marca, ya siempre dependes de ese fabricante".

Y eso significa que debes admitir sus precios. Porque no puedes acudir a otro fabricante ni a otro distribuidor. De media, los gastos de mantenimiento, logopedia y rehabilitación rondan los 3.000 euros al año. "A Valentina", nos cuenta Cristina, madre de una niña con dos implantes cocleares, "ya se le han estropeado los cables de ambos implantes porque se mueve mucho. Cada cable cuesta 115 euros".

No todos los distribuidores disponen de repuestos. A veces tardan hasta cuatro días en conseguir lo que demanda el cliente. Cuatro días que el implantado está en silencio. Para evitarlo, algunos hacen acopio de piezas en sus casas. Es el precio que deben pagar por llevar un aparato de marca, de una marca que establece sus propios precios.