No se sienten especialmente queridos en la ciudad, las cosas como son, pero aunque Vicente Garrido Capa, presidente de la compañía, exhibe cierto resquemor a este respecto, en los planes de negocio no caben susceptibilidades: el mercado de Lingotes Especiales es global y, como tantas otras, la empresa vallisoletana tiene planes de crecer en otros países por cuestiones de productividad.

La internacionalización, hoy por hoy, trasciende la mera operación de exportar o importar. Lingotes Especiales tiene una experiencia de más de 40 años en la fundición de piezas de hierro para automoción y tiene también una tecnología que la sitúa en la vanguardia de su sector.

Ahora mismo es la única que, por ejemplo, utiliza una antorcha de plasma para evitar pérdidas de temperatura en el llenado de los moldes con el hierro fundido.

Eso es lo que la compañía, una de las tres de Castilla y León que cotizan en bolsa, pretende trasladar a un nuevo mercado: su forma de hacer las cosas -know-how, que se llama-. Lingotes proyecta abrir una planta en India que podría estar fabricando piezas el año que viene.

Al fin y al cabo, de los cuatro millones y medio de discos de freno que llega a producir al año, ni uno solo se queda en Castilla y León.

Los que se venden más cerca, acaban en Vigo, en la planta de Citroën; pero la inmensa mayoría viajan a otros países de Europa o Sudamérica. El 80% de la producción se destina al mercado exterior.

El disco de freno es el principal producto de esta fundición, aunque no el único.

Hemos visto cómo nace, de fragmentos y recortes de hierro, de latas defectuosas, incluso de viruta metálica que engullen unos veteranos hornos, los primeros que se compraron en esta empresa de nombre engañoso que nunca llegó a fabricar lo que pretendía, unos lingotes especiales.

Nos lo han contado en la empresa de la semana de Made in Castilla y León.