Tres grandes porciones configuran en estos momentos la tarta de las cajas rurales españolas. La más grande la que engloban 34 entidades que ya han recibido la autorización de la Comisión Nacional de la competencia para agruparse en un SIP. Son 14 entidades de la Comunidad Valenciana y otras 20 lideradas por Caja Rural de Navarra y entre las que están 4 de las 6 rurales de Castilla y León. Caja Rural de Zamora, de Burgos, de Soria y de Salamanca todas entre los 20 primeros puestos en volumen de depósitos.
Juntas estas 34 entidades suman el 82% de los activos del grupo Caja Rural, 50 mil millones de euros en activos. En este mes todas someterán a sus Consejos rectores el documento de unión que presentarán en octubre al Banco de España.
Fuentes de estas entidades en la Comunidad consultadas por Castilla y León Televisión aseguran que en realidad llevan ya años funcionando con una sociedad central, el banco cooperativo español, y lo que ahora se va a hacer es poner sobre papel.
El otro grupo lo forman 28 entidades entre las que están Caja Rural de Segovia y Caja Rural de Fuentepelayo. Lideradas por Caja Rural de Toledo a la que acaban de dejar descolgada sus compañeras en Castilla La Mancha, es el grupo conocido como el de las pequeñas con un 10% de los activos del grupo caja rural.
Solteras de momento otra decena de entidades.
El Banco de España presiona ahora para que todos los grupos se fusionen en uno sólo.
Fuera de este modelo el grupo Cajamar que ha optado por las fusiones para ampliar su cuota de mercado y que suma ya 28.600 millones en activos, 5.100 empleados, y 998 oficinas en 36 provincias con un total de 2.200.000 clientes.