Sinopsis

Una aventura épica de época romana basada en la clásica novela 'El águila de la Novena Legión', de Rosemary Sutcliff, que transcurre en el peligroso mundo del siglo II en Britania. En el año 140 d.C., 20 años después de la inexplicable desaparición de los 5.000 hombres y el famoso emblema de oro, el águila de la Novena Legión, en las montañas de Escocia, el joven centurión Marcus Aquila llega desde Roma para resolver el misterio y limpiar la reputación de su padre, el comandante de la Novena Legión. Con su esclavo Esca, Marcus cruza el famoso Muro de Adriano y se adentra en las desconocidas colinas de Caledonia.

Crítica

"Una película entretenida, que los amantes del género apreciarán. Que la historia esté arreglada no importa. Quedarán esas soberbias imágenes en el recuerdo, y valores eternos que nunca sobra recordardemos: honor, fidelidad, amistad, coraje… Y en estos tiempos quizá algo más que en el pasado…".

Me encanta la sonrisa de Donald Sutherland, que también heredó su hijo. Es divertida, inteligente, cómplice hasta el intimismo. Una vez más, un personaje secundario destaca desde que aparece. Así fue mi madre en sus incontables intervenciones. Palabra de hijo tan amante como admirador de su talento…

Sin embargo, no comprendo que Channing Tatum no protestara con firmeza al ser confrontado a tal genio. Aunque es un chico prometedor le faltan presencia y tablas. Donald se lo come vivo con su sonrisita. ¡Un escándalo!

La historia es algo bastante floja y pobre. Resulta poco creíble que un héroe penetre como Pedro por su casa en el territorio de un enemigo de ferocidad legendaria. Que haga turismo a caballo casi casi tomando fotos, que encuentre el águila imperial robada con facilidad pasmosa, y se la lleve como si fuera un chorizo.

Le hubiese añadido algún detalle picaresco para amueblar y acortar secuencias demasiado largas o reiterativas. Pero recordemos que cuenta la historia un escocés, "jarto" de malta fermentada en lugar de vino tinto. Bien se sabe que a los españolitos nos gusta reírnos hasta de nuestros muertos.

¡Con qué frescura y desparpajo se degollaban, acuchillaban, decapitaban, desmembraban y martirizaban en aquellos tiempos! No había abogados, ni tribunales, ni ONG, ni siquiera la Cruz Roja. ¡Daba un gusto destriparse…! Los escoceses de entonces me recordaron a los indios en las películas del Oeste. Los mismos aullidos y escarificaciones rituales, a los que añaden tatuajes que todavía perduran. Y el que no me crea que se dé un paseo por Magalluf o por Palma...

La película está rodada en los espléndidos decorados naturales de Escocia. Un lujo. La fotografía, excelente, les rinde un merecido tributo. El vestuario y el maquillaje son muy buenos, sobre todo teniendo en cuenta la diversidad y multiplicidad de heridas, hematomas, suciedad y pobreza que imperan en el decorado.

La interpretación es correcta. Channing Tatum (Marcus Aquila) y Jamie Bell (Esca) forman una pareja contrastada. Su simpatía recíproca es manifiesta, lo que enriquece sus intercambios. Los demás actores cumplen honestamente su cometido, aunque ninguno alcance la talla de Donald Sutherland, impecable y aplastante en su interpretación.

La realización es adecuada. Los combates, justo los necesarios y sangrientos sin derroche de hemoglobina. Cabía esperar que el guión se apoyara en escenas apocalípticas entre miles de participantes, como nos acostumbra el cine norteamericano. No fue así, consiguiendo un agradable equilibrio al enfocar la historia con visión más europea.

En resumen, la película entretiene pero no convence, culpa pura de la historia. La lección moralista es manifiesta, poniendo de relieve conceptos que están en desuso. Es cierto que, para la peculiar visión de buena parte de la intelectualidad europea, jugarse el pellejo por honor y un ideal es de fachas...

Lamenté la ausencia de un personaje femenino que humanizara el libreto. No necesariamente una historia de amor, pero sí esa mano que acaricia, esa mirada bondadosa que enternece y que sólo aparece un segundo. ¿Misógino el director? ¿Misógino el relato? El cualquier caso, 'La legión del Águila' es un mundo viril en el que las féminas, cual conejas, se reducen a reproductoras.