Miles de juguetes que no son seguros acaban en manos de los niños. De muchos de ellos se desconoce su procedencia. Son juguetes que por tamaño o material no cumplen con la normativa europea. Ahora esa normativa quiere ser más exigente.
La Unión Europea añadirá un pasaporte digital a cada juguete. "Se va a hacer una mejor trazabilidad del origen de los productos", explican fuentes del sector. En las aduanas, los controles serán más sencillos y los consumidores tendrán más información.
"Si no se cumple la normativa no se puede poner a la venta. Si se pone a la venta se va a sancionar conforme a la norma", advierte Enrique García, portavoz de la OCU.
La nueva regulación prohíbe la fabricación de juguetes con sustancias químicas que interfieren en el sistema hormonal de los menores. Se encuentran en plásticos, cosméticos o textiles y afectan a su crecimiento o desarrollo.
"Nosotros criticamos la lentitud de incorporar este tipo de sustancias que ya se conocía desde hacía tiempo su efecto dañino", señalan desde la Organización de Consumidores y Usuarios.
La normativa se adapta también a la actualidad y tiene en cuenta los juguetes conectados. "Tienen un componente de seguridad diferente al clásico, que es la seguridad química, la seguridad mecánica, los riesgos físicos…", explican expertos del sector.
Antes de comprar, hay que comprobar que no se trata de un juguete huérfano. "No comprar nunca un juguete donde no se identifica la empresa que lo pone en el mercado, el fabricante o el distribuidor", recomiendan. Tampoco aquellos en los que las instrucciones no están en español.
Estas novedades no entrarán en vigor hasta dentro de cuatro años.