Puntuación: 4/10
- Película: 'Nada que declarar'
- Dirección: Dany Boon
- País: Francia y Bélgica
- Año: 2010
- Duración: 105 min
- Género: Comedia
- Interpretación: Dany Boon (Mathias), Benoît Poelvoorde (Ruben Vandervoorde), Karin Viard (Irène), François Damiens (Jacques Janus), Julie Bernard (Louise), Bouli Lanners (Bruno), Laurent Gamelon (Duval).
- Producción: Jérôme Seydoux
- Guión: Dany Boon
- Fotografía: Pierre Aim. Montaje: Luc Barnier
- Montaje: Luc Barnier
- Vestuario: Jean Daniel Vuillermoz
- Distribuidora: Wanda Visión
Sinopsis
Enero de 1993: fecha de la creación de la Eurozona. Dos agentes de aduanas —un belga y un francés— se enteran de que su puesto en la frontera está a punto de desaparecer. Ruben Vandervoorde es el agente de aduanas belga y la francofobia es una tradición familiar. Pero ahora se verá obligado a inaugurar la primera brigada móvil mixta franco-belga. Su equivalente francés será Mathias Ducatel, enemigo de toda la vida de Ruben y que está secretamente enamorado de su hermana. Para sorpresa de todo el mundo, Mathias acepta ser el compañero de Vandevoorde. Juntos peinarán las carreteras rurales fronterizas a bordo de un vehículo especial de las aduanas internacionales: un Renault 4L a punto de estirar la pata.
Crítica
"Como soy buen público confieso que me he divertido, en particular porque también vi la peli en su versión original francesa. 'Nada que declarar' en español es como si se contara en inglés o en chino una historia de gallegos. En los acentos locales está buena parte de la gracia."
Dany Boon es un cómico muy conocido en tierras galas. Empezó hace años con un 'one man show', y se ganó los galones haciendo el imbécil con muchísimo talento. Una proeza. Recuerdo uno de sus primeros sketchs, en el que interpretaba a un tarado con la visita de la Asistenta Social en su casa a propósito de su hijo: un vástago peludo, gruñón y retrasadillo. Al final resultó que era un perro, y su esposa una cabra gala. Desquiciado asunto...
El humor de Dany Boon no es agresivo, ni escatológico, ni vulgar. Es sencillo, popular, utilizando las mil facetas de la vida para provocar la risa. No esperaba descubrir a Wilde en ese humor medio belga, ni una sátira afinada de la sociedad de consumo y de la Europa de una única moneda. Como el público francés que le plebiscita, esperaba y encontré algo entrañable y simple. Y me he reído con los excesos de una lengua en dos versiones, frontera de mejillones con patatas fritas. El acento belga es muy gracioso cuando lo imita un francés que sepa, misión que Dany Boon ejecuta de maravilla.
La historia en sí no rompe esquemas. Una vez más, la película y los espectadores habrían salido ganando si Dany Boon, realizador, guionista y actor principal, hubiera compartido su trabajo con algún profesional de la escritura. Algunos gags son demasiado previsibles. Falta imaginación, otros ojos, más densidad narrativa, una intriga algo más loca... En fin, es lo que hay, y en breve saldrá la parte II con los mismos ingredientes populistas.
Hablemos del coche ahora: un 4L de antología hasta que se transforma. Me recordó al "escarabajo" Volkswagen de las películas de Disney. Un recurso poco aprovechado, al que faltan situaciones más graciosas, sobre todo originales. Hace poco Dany vendió el coche en subasta pública y alcanzó una suma inesperada, que destinó a obras de beneficencia. No estuvo mal el chico.
Hay un elemento específico que hay que tener en cuenta, pues es la esencia de la cinta. Para los franceses, los belgas son como los de Lepe para los españolitos. Abundan las bromas sobre su estupidez supuesta. "¿Cómo hundir un submarino belga? Pues llamando a la puerta cuando esté en inmersión profunda." Y decenas por el estilo. Los belgas, por su parte, no se andan con remilgos. Para ellos los idiotas son los suizos. Siempre somos y seremos los imbéciles de alguien...
La interpretación es agradable, con actores conocidos y de sobrada experiencia. Dany Boon, igual a sí mismo en su papel tantas veces trabajado. Benoît Poelvoorde exagera en ocasiones, lo que en vez de sumar le resta. Karin Viard está preciosa y muy justa, natural aunque poco graciosa. Una actriz menos guapa pero con notable vis cómica hubiera sido una elección más acertada.
Otras "gracias" escapan cuando se traducen. A los dueños del restaurante, los Janus, se les llama al principio Anus, sin la jota, lo que no quiere decir lo mismo. No es que sea un efecto de comicidad admirable, pero en español se pierde.
Uno de los actores más graciosos es el pobrecito que transporta la droga y al que siempre pillan, con el vientre lleno de coca o conduciendo su ambulancia con carita de inocente/culpable o de relajado/inquieto. Intenté hacerlo ante mi espejo: mi perro salió corriendo.
En Francia ha sido un éxito taquillero, lo que se comprende como el de 'Torrente 4'. Sólo pretende divertir, y lo consigue sin grosería. ¡A tomar nota tocan!