La historia de amor de Isabel II y Felipe de Edimburgo es larga. Desde el inicio de su reinado, Isabel II ha visto pasar por Windsor a 14 primeros ministros y ha conocido a todo tipo de estrellas. Y durante todo este tiempo ha tenido siempre a su lado al mismo hombre, su marido, el duque de Edimburgo, que fallecía a los 99 años en un año terrible para la monarquía británica.

Su vida juntos ha sido apacible a la vista de todos. Se comenta que ella se enamoró casi nada más verle. Se casaron el 20 de noviembre de 1947. Cinco años más tarde y prácticamente por sorpresa, ella subió al trono. Han sido siete décadas en las que han vivido de todo: el nacimiento de cuatro hijos, ocho nietos y once bisnietos; el escándalo del eterno heredero al trono con Camilla Parker Bowles; la muerte de Lady Di; la verguenza del príncipe Andrés; el Brexit; una pandemia y la entrevista de Harry y Meghan Markle. Una serie de acontecimientos que mantienen impertérrita a Isabel, pero que parece que físicamente hicieron más mella en Felipe.

Más allá de la familia queda el amor. Los mentideros reales cuentan que las infidelidades se dieron por decenas, pero la reina exigió lealtad, no fidelidad. Entre el matrimonio había problemas, pero también mucho cariño. Él tenía varios apodos amorosos para ella: querida, Lilibeth o, incluso, salchicha. No descansaban en el mismo dormitorio por una cuestión de comodidad, pero como hemos podido ver, eso no ha sido impedimento alguno para la continuidad dinástica. Se han acompañado mutuamente en todo tipo de actos. Él ha sido su fuerza y su apoyo, como ella misma ha declarado tras su muerte. Ahora Isabel reina sola.