SALUD

La crisis del coronavirus revive el calvario sufrido de los afectados por la intoxicación de aceite de colza adulterado

En abril, se cumplen 40 años de un envenenamiento que cambió la vida de miles de personas. Entonces también fueron aislados y se les trató como una neumonía atípica. Castilla y León fue la comunidad más afectada después de Madrid

Jorge Francés

Sufren infinidad de secuelas que complican mucho su día a día: insuficiencia respiratoria crónica, dolores, caída de pelo, complicaciones en el aparato digestivo... Todo el organismo se ve afectado. El síndrome del aceite tóxico provocado por el consumo de aceite de colza adulterado sigue afectando a 3.000 personas en Castilla y León. El dato asciende a más de 20.000 en toda España.

La crisis sanitaria de la COVID-19 les está removiendo todo lo que vivieron desde 1981, año en el que se produjo la mayor intoxicación alimentaria de la historia reciente de España. Abel Fernández es leonés y recuerda cómo ellos también tuvieron que ser aislados y los hospitales se llenaron de intoxicados. "Estaban desde la planta cuarta hasta la doce, creo que todos afectados de síndrome tóxico". Nos cuenta que el inicio de la enfermedad fue muy similar a ocurrido en el pasado mes de marzo. "A mí me aislaron en el hospital y mi familia no pudo volver a verme hasta que me dieron el alta". Aquella intoxicación por aceite adulterado comenzó con una neumonía atípica, igual que la covid-19. Por eso Abel advierte a los que estén pasando la enfermedad de forma grave que podrían enfrentarse a secuelas crónicas como las suyas: "Empezarán a tener pérdidas de memoria y después insuficiencia respiratoria".

Otro de los miles de afectados por el síndrome del aceite tóxico es Miguel Ángel Sánchez. Vive en Peñaranda de Bracamonte, en Salamanca y se envenenó cuando tenía 11 años. 40 años después los médicos siguen sin saber cómo tratar sus secuelas. "Porque mal nos encontramos todos los días, cuando ya no aguantas vas a urgencias y no saben qué hacer contigo, solo darte calmantes". También recuerda aquel año 1981 y cómo los políticos intentaron minimizar la magnitud del problema. "Decían que era como una gripe y luego un bichito que se caía de la mesa y se moría". 

Los afectados continúan pidiendo la creación de un centro nacional de referencia que investigue y conozca su enfermedad. La presidenta de la Plataforma Síndrome Tóxico, Carmen Cortés pide que "se reconcilie con las víctimas del síndrome tóxico y que nos den el espacio que nos corresponde". Hasta que ese centro exista recomienda a los enfermos que acudan al Hospital 12 de Octubre de Madrid donde funciona una unidad especializada en síndrome del aceite tóxico. 

El síndrome del aceite tóxico afectó a sus pulmones y sistema cardiovascular con mucha virulencia, como ahora lo hacen los casos más graves de COVID-19. Ellos lograron sobrevivir, pero se calcula que 4.000 personas han fallecido como consecuencia del aceite de colza adulterado. Piden a la sociedad que no les olviden y a políticos que piensen que los afectados por una crisis sanitaria no son solo cifras, "cuando entra la política se ignora el sufrimiento".