Javier Ayuso Santamaría
El juicio de Burgos despertó las críticas contra el Régimen de Franco dentro y fuera de España. La petición de pena de muerte y las dudas sobre las garantías del proceso que juzgaba a 16 terroristas de ETA por cometer tres asesinatos con un Tribunal Militar, y mediante un Consejo de Guerra hizo que se alzase la voz contra una dictadura en sus últimos estertores. Aquellos años setenta fueron la ebullición de un agua que venía calentándose durante la dictadura: había ansias y necesidad de libertad y apertura democrática.
Miguel Delibes, muy consciente de la importancia de la lucha por los Derechos Humanos y recogedor de los problemas de su tiempo, trató de combatir la más que posible condena de muerte de los encausados. Para ello, se alió con el Padre Llanos, otra de esas figuras que dieron luz a la defensa de las libertades, y juntos usaron las letras del escritor para requerir el ministro de Justicia del Régimen, Antonio María Oriol, que conmutase la pena de muerte y escuchase las protestas.
El escritor cruzó cartas que hoy salvaguarda la Fundación Miguel Delibes, con el titular de justicia, sin encontrar la respuesta que buscaba.