Alfredo Crespo trabajaba en la construcción cuando estalló la crisis del ladrillo. En aquel momento vio una oportunidad para cambiar de sector y sortear el desempleo que iba a traer: la ferretería de su barrio iba a cerrar y decidió quedarse el negocio. No tenía experiencia, pero con ilusión y esfuerzo ha ido sorteando los años.
Ahora, nueve años después y en plena pandemia, sus números hablan por sí solos y ha tomado la decisión de crecer: ha adquirido un nuevo local, más amplio y en el que tener más stock para sus clientes.
La suya es una historia de éxito. Este vallisoletano dio el paso y cambió ser empleado por cuenta ajena a ser su propio jefe. "Está muy inculcado que el autónomo tiene malo, pero al final tú eres el dueño de tu negocio y yo creo que no hay nada mejor que eso", afirma Alfredo.
Va paso a paso, pero no descarta contratar a otra persona. "Sería muy ilusionante para mí tener a alguien, y formarlo y que sea mi mano derecha". Midió sus posibilidades y después de hacer muchos números, no dudó en emprender.
Ferretería ACL