España tiene más recursos renovables que la mayoría de los países de nuestro entorno. El desarrollo de estas energías irá a más con la apuesta por ellas del Pacto Verde Europeo y del Plan Nacional de Energía y Clima como generadora de crecimiento y empleo. Pero plantea un reto. Se trata de un binomio entre las instalaciones de energía renovable y la actividad agroganadera y biodiversidad.

Esa compatibilidad es la que buscan las declaraciones de impacto medioambiental. No sólo minimizando cualquier daño en el territorio, también pueden lograr mejorarlo: "Frena a la erosión, a los movimientos de tierra, incluso servicios tan importantes como los de polinización se pueden mantener perfectamente y son compatibles con una planta fotovoltaica", destaca el decano de la Facultad de Ciencias Agrarias y Ambientales de la Universidad de Salamanca. 

La clave es una planificación adecuada de la conservación medioambiental, fijando elementos protectores como balizas, paradas biológicas o ganado extensivo para mantener la vegetación evitando el uso de herbicidas: "Dentro de lo que sea posible poder regenerar ese suelo con algún tipo de cubierta vegetal", explica la profesora Energías Renovables INEA Universidad Comillas, Isabel González Barragán. Además, en zonas de monocultivo cerealista permite aumentar la biodiversidad con la recuperación de la flora y la fauna silvestre.