EMPRESAS

El terreno del vino es uno de los más fértiles para la cosecha de batallas familiares

Grupo Pesquera, Vegasilicia, Bodegas Emilio Moro o Gullón son algunos de los ejemplos

Castilla y León Televisión

Cuando el fundador del Grupo Pesquera, Alejandro Fernández, se separó de su mujer a los 86 años, comenzó un proceso de rencillas. Tres de las hijas decidieron unir sus fuerzas con la madre, mientras que el padre se quedó solo con el apoyo de otra de las herederas. Llegaron a prohibir la entrada a las instalaciones del patriarca que, este año, ha vuelto a denunciar a su familia porque asegura que vendimian en un terreno que es de su propiedad.

Los problemas en Vegasicilia comenzaron hace ya una década. El padre decidió que una de sus hijas se quedara como accionista mayoritaria del Grupo Eulen. El resto de hijos heredarían a partes iguales la bodega a través de una sociedad. Años después, y con el fundador ya fallecido, los litigios continúan.

En el caso de Bodegas Emilio Moro, el conflicto llega precisamente por el uso de ese apellido, Moro, para otros vinos: los de Carlos Moro, de Matarromera. Un asunto de marcas y propiedad intelectual.

En plena Ribera del Duero, la bodega Viña Pedrosa tampoco se libra de estas guerras familiares. Los hermanos Pérez Pascuas demostraron durante años el buen hacer de un negocio de estirpe, hasta que dos de ellos decidieron despedir al sobrino enólogo.

Llegó a tener prohibida la entrada a su negocio la dueña de la galletera Gullón, en Aguilar de Campoo, hasta el punto de verse obligada a celebrar una Junta de la empresa en un coche. En este caso, además de los enfrentamientos entre los hijos de María Teresa, cobra un protagonismo la figura del que ella misma designó como director general: un hombre que nada tenía que ver con la familia y que ganó un juicio por el que se le indemnizó con 9 millones de euros.