Después de más de 41 años como guardián de la historia de Segovia, el director del archivo municipal de Segovia municipal se jubila. Rafael Cantalejo llegó recién licenciado, en plena transición, a un archivo caótico en un edificio casi abandonado. "El archivo estaba considerado como la papelera oficial del ayuntamiento", recuerda. Pero nada más lejos de la realidad, el archivo es "casi una pieza fundamental para el funcionamiento de la administración local", defiende.

Por el archivo pasan investigadores que bucean en la historia de la ciudad, pero la mayor parte de las visitas tiene otro objetivo: "fundamentalmente relacionado con el mundo de la construcción, con los edificios y con los establecimientos comerciales", explica Cantalejo.

Los documentos, ya sean medievales o actuales, se conservan por su importancia económica: desde una concesión real del siglo XII, a un título de propiedad de hoy mismo. Cuatro décadas trabajando como archivero que han convertido a Rafael Cantalejo en una imprescindible fuente de datos. "Prácticamente, si nos pones una imagen de una calle, aunque sea solamente un fragmento, te vamos a poder decir dónde es, porque todo esto lo da el oficio", reconoce. Un oficio al que seguirá vinculado de por vida.