Los jóvenes ya no descubren el sexo con las primeras tímidas experiencias. Internet es ahora la respuesta a  sus dudas y el contenido que encuentran es la pornografía: "Hay que enseñar a los chavales que tienen que preguntar y tienen que ver que hay respuestas. El problema es que muchas veces lo hacen pero no hay nadie que les responda", explica Yeni Martin, presidenta de Dialogasex.

Encuentran porno en el móvil desde los 8 años, lo buscan a los 14 y así se distorsiona su aprendizaje. En la adolescencia, la confusión entre realidad y ficción es habitual. La sexóloga Lara Herreros destaca que se sienten atraídos por determinadas prácticas de violencia sexual "porque están viendo los vídeos que son más populares". 

Dialogasex atiende a jóvenes que llegan con preguntas, por ejemplo, sobre conductas violentas como la violación. "Si veo que una mujer disfruta cuando es violada, después es frecuente que lleguen dudas como: ¿Se puede disfrutar de una violación? o ¿cómo sé si yo he sido violada por mi pareja?", explica la sexóloga. En la ficción pornográfica no hay preámbulos, ni deseo, ni mutuo acuerdo; pasos imprescindibles en la realidad. En esta asociación se les enseña que no solo es importante el consentimiento: "Si alguien no se lo está pasando bien, es una señal de alarma". 

Los que ya han empezado a acudir a esta oficina en busca de orientación tienen entre 18 y 25 años. Aquí encuentran una herramienta muy valiosa: la educación sexual.