Los precios de los alimentos son los más altos de la última década. Es un hecho global del que ya alerta las Naciones Unidas. Como en un dominó, el alza del gas sigue moviendo fichas. Primero repercutió en el aumento de la factura de la luz. Ahora, el encarecimiento del gas, materia que se emplea para producir el abono, ha disparado el precio de los fertilizantes. Los agricultores no saben cómo asumir este coste que se trasladará también a la cesta de la compra.
 
La siembra ya está en marcha y para que salga bien el campo necesita vitamina, pero los fertilizantes cuestan más que hace un año. El secretario de COAG Castilla y León, Lorenzo Rivera, denuncia que los fabricantes europeos están haciendo un bloqueo económico. "No tienen competencia y nos han subido los precios hasta un 100 %".

Hoy un agricultor tiene que elegir entre no abonar y tener menos cosecha o pagar más por los fertilizantes, si quiere mantener la producción. El sector se muestra preocupado porque este hecho se va a llevar "además del 44% de los costes de producción que vamos a gastar en nuestra sementera, el coste de las semillas, los fitosanitarios y la subida de la energía", advierte Rivera.

Y los siguientes en notar que los fertilizantes están por las nubes serán los hogares. Al abrir la cartera ya se notan los efectos de encarecimiento del transporte y la energía y eso que los establecimientos están conteniendo la escalada de precios como pueden, pero llenar el carro de la compra nos costará más los próximos meses.