Conseguir una beca predoctoral es muy difícil, pero solo es el comienzo de multitud de obstáculos. Contratos temporales y mucha precariedad provocan que algunos acaben abandonando su vocación.

Sara disfrutaba una beca predoctoral investigando sobre tumores cerebrales. Automáticamente, aprobar la tesis supuso entrar en el paro. Es un reflejo de una situación general en Castilla y León. Acabar la tesis supone o abandonar la carrera investigadora o entrar en un círculo de precariedad.

En Salamanca hay 250 becas de investigación predoctoral y solo 56 posdoctorales. Los investigadores denuncian la incongruencia de pedir vocaciones científicas y luego maltratar a quien lo intenta.

Se encadenan contratos en precario sin saber si a la siguiente convocatoria habrá suerte o no, una rueda que acaba por hacer que muchos jóvenes científicos acaben por buscarse otra profesión.