En la inmobiliaria Fin-Vall gran parte de sus clientes son jóvenes de 18 a 35 años que buscan alquiler, la mayoría para vivir con más gente. "Vienen con pareja o directamente comparten vivienda y casi es un alquiler por habitaciones", reconoce su gerente, Julio de Fuentes. Se comparte, en no pocos casos por obligación, porque un gran número de alquileres son inalcanzables con muchos de los sueldos actuales. "Lo que no se puede es alquilar una vivienda de 500 euros con una nómina de 900".

El problema es que encontrar pisos acordes con el salario es a veces casi imposible. Con los 250 euros del bono joven, sobre el papel, será más fácil, aunque quienes conocen el sector como Francisco Iñareta, portavoz de la web inmobiliaria, Idealista temen que pueda repetirse algo que ya ocurrió con otras ayudas pasadas: que las ayudas directas acaben provocando una subida del alquiler.

La diferencia es que ahora hay más oferta y eso podría contener un posible aumento de los precios. Otra cosa es lo que ocurra con otros aspectos como las fianzas o los requisitos que en muchos casos se pide a quienes alquilan.