SOCIEDAD

Las organizaciones del tercer sector reclaman a la administración que informe y ponga en marcha todos los apartados de la reforma del reglamento de extranjería

Les contamos la historia de un joven de Ghana que llegó a nuestro país con tan solo 14 años

Samuel ha cumplido 18 años y ha recibido el mejor regalo, la nacionalidad española. Un derecho que tienen todos los menores extranjeros no acompañados que lleven dos años tutelados por la administración. No es tan fácil como parece, tienen que cumplir una serie de requisitos. "Siempre y cuando tengan un informe de buena conducta de los centros, que no hayan delinquido, que hayan cumplido las normas, que hayan tenido un esfuerzo de integración real y en el caso de Samuel lo había", nos explica la educadora social de Red Incola, Elena Marín. Es la ONG que se ha peleado en las administraciones y ha conseguido que Samuel pueda obtener la nacionalidad: "Era un derecho que Samuel tenía y se estaba viendo vulnerado".

El camino de Samuel ha estado repleto de dificultades. Su padre murió y él cuidaba de su madre enferma, pero no tenían nada para comer. Con solo 13 años se fue a Libia a trabajar con su tío, a quién la mafia mató. A él le dieron una paliza. Al día siguiente se metió en una barca hinchable con otros 150 inmigrantes y fueron rescatados por un barco francés. Su travesía continuó: de Italia a España en autobús. Solo, sin conocer el idioma, finalmente llegó a un centro de menores en Burgos. Samuel nos confiesa que su experiencia en este tipo de alojamientos no ha sido buena. 

Es el ejemplo de quién han vivido un infernal periplo que no puede olvidar porque no solo permanecen las cicatrices físicas sino también las mentales: "Antes lloraba muchísimo, a veces no comía y tampoco cenaba. Estaba en la habitación llorando", nos relata. De aquella época le quedan traumas, entre ellas, tiene fobia al agua. Ahora sonríe porque está contento, tiene una oportunidad de futuro.