Unos 48 kilos de dinamita ponen punto final a la última referencia que quedaba en pie de la central térmica de Anllares; la torre de refrigeración. 110 metros de altura y 8.000 toneladas de peso, símbolo de una planta que dejó de generar electricidad con carbón en 2018 y que empezó a operar en la comarca leonesa de El Bierzo a principios de los 80.