Pablo Iglesias se despide como vicepresidente segundo. El prólogo para llegar al Gobierno lo escribieron sus abrazos y sus lágrimas. Una vez en Moncloa comenzaban los codazos, como el que dio al ministro de Justicia por la ley de Igualdad: "En las excusas técnicas creo que hay mucho machista frustrado", arremetía Iglesias. Era la primera de varias discrepancias en público y en privado entre los socios de Gobierno, más evidentes cuando se acercaban citas electorales, como cuando puso en cuestión la calidad de nuestra democracia en la campaña catalana: "No hay una situación de plena normalidad".

Quedó muy clara la tensión sobre el caso Bankia y la salida de España de Juan Carlos I. "Tuvimos una discusión fuerte y tengo que decir que el presidente se disculpó", dijo Pablo Iglesias en declaraciones a los medios. Esa tensión ha sido parte de un constante tira y afloja entre los socios. A pesar de todo, Pedro Sánchez le respaldaba con rotundidad ante las investigaciones judiciales por el caso Dina. Más tibio era su agradecimiento al trabajo de Iglesias tras conocer su salida del Gobierno: "He reconocido el aporte que ha hecho en este año largo de trabajo".

La aportación legislativa de Iglesias en este tiempo se reduce a una única ley: la de Protección de la Infancia y a dos reales decretos: el del ingreso mínimo vital y otro de ayudas a asociaciones de carácter social. En marzo del año pasado asumió la gestión de las residencias de ancianos, aunque terminó dejando todo en manos de las comunidades autónomas.