La localidad salmantina de Béjar fue uno de los grandes motores textiles de España en el Siglo XX. Cuenta con un imponente pasado textil, un patrimonio industrial de naves y chimeneas donde no hace tantas décadas trabajaban 5.000 personas. Repasamos con Juan Antonio Frías, portavoz del  Centro de Estudios Bejaranos esta historia. "Las edificaciones aprovechaban la energía de vapor y la hidráulica", explica. "Había fábricas que producían dos millones y medio de metros de tejido al año".

Las infraestructuras de Béjar estaban dedicadas al hilado y tratamiento de la lana, que después se convertía en pañería al arroyo del río. Ahora, el cauce de ese río conduce por una ruta de 8 kilómetros caminando con paradas en los viejos batanes del museo.

Con las crisis y la competencia asiática solo seis empresas siguen funcionando. La fabricación de mascarillas en la pandemia fue un rayo de esperanza, sin embargo, el cierre del lavadero de lana, da la puntilla al sector. Ahora su futuro parece abocado a ser el último vestigio en formar parte de la ruta textil de Béjar.