Los médicos de atención primaria son el primer cortafuego de los contagios. Son ellos los que criban los posibles casos y los que piden la práctica o no de las pruebas PCR a los pacientes sospechosos. El trabajo no ha bajado para ellos desde el final del estado de alarma. Aseguran estar pasando el peor verano en cuanto a la carga de trabajo. Desde que comenzó el estado de alarma los médicos de atención primaria no han parado y desde hace varias semanas el volumen de llamadas ha comenzado de nuevo ha aumentar. Atienden a cerca de cincuenta pacientes en una mañana. 

Hacer pruebas PCR y diagnosticar positivos conlleva después hacer un seguimiento de todos los contactos directos del paciente infectado. Algo que está complicando la atención sanitaria. Señalan que la mayoría de los contagios se dan en la población joven pero aseguran que los positivos van a ir aumentado de forma progresiva. Lamentan no poder de momento volver a las consultas presenciales ya que supondría una masificación de nuevo en los centros de salud.