Querer y poder producir más, pero no poder hacerlo. Es la paradoja que viven los agricultores que siembran cereales, mientras los precios siguen subiendo. Las normas de la política agraria común no permiten crecer a provincias como la de León: "Una sinrazón que nos está obligando a limitar algo que sabemos hacer muy bien con el maíz y que también implica el tema ecológico", indica Javier Pozo, agricultor en la zona de Villarín del Páramo. El secretario general de Asaja en Castilla y León, José Antonio Turrado, no entiende las razones medioambientales por las que tienen que dejar un 5% de las tierras sin cultivar todos los años.

La campaña de maíz ha sido buena, pero se notan los efectos de la guerra de Ucrania. Principalmente en la subida de los fertilizantes, del gasóleo o de los herbicidas. Los agricultores de la provincia de León, la mayor de España en extensión de este cultivo, piden un cambio de la normativa europea que impide ampliar el número de hectáreas: "Podríamos meter 6.000 hectáreas más de cultivos de maíz, que podrían rondar una producción de 70.000 toneladas de grano", asegura Turrado. El conflicto bélico plantea la pregunta de por qué no sembrar más girasol, "llega casi un 80% de Ucrania, sería una buena solución", según anota Javier Pozo. Con el maíz ya arrancado en las parcelas, son días de sabor agridulce en el campo.

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