ECONOMÍA

Garoña, 50 años después

La central se prepara para su desmantelamiento, pero necesita que el Gobierno autorice el cambio de titularidad de Nuclenor a Enresa

Castilla y León Televisión

El único movimiento que se ve en la central nuclear de Garoña es la entrada y salida de trabajadores. En su interior se centran en preparar su desmantelamiento, pero el paso más inmediato es que el Gobierno autorice el cambio de titularidad de Nuclenor a Enresa para poder iniciar los trabajos.

Este desmantelamiento va a durar diez años. La primera fase de 2021 a 2024 y, entre otras cosas, se vaciará de combustible la piscina. La segunda fase durará hasta el año 2030. En ella se desmantelará, descontaminará y demolerá el reactor. "Mientras tanto, en la actualidad, Enresa y la empresa propietaria de la central, Nuclenor, estamos realizando actividades preparatorias para el desmantelamiento, como caracterización radiológicas, eliminación de riesgos convencionales o la puesta en fuera de servicio de sistemas que no vamos a necesitar durante el desmantelamiento", explica el director de operaciones de Enresa, Manuel Rodríguez. Son actividades que durante años podrían fomentar el empleo temporal en la zona.

El impacto económico en el Valle de Tobalina ha sido drástico. Se estima que se han dejado de ingresar 850.000 euros. La estrategia de dinamización está preparada, pero aún no está en marcha. Mientras, los municipios de la zona siguen perdiendo población. La alcaldesa de Quintana Martín Galíndez, Raquel González, pide "que no caigan en el olvido de las administraciones y que podamos optar a ayudas que permitan nuestro desarrollo". Un desarrollo que surgió hace 50 años con el arranque de Garoña y que ahora se prepara desaparecer.