SOCIEDAD

Mujeres gitanas que rompen barreras y tópicos

Selene y Celia se benefician de las becas Fundación Secretariado Gitano Luis Sáez para cursar estudios de postgrado

Ical

Selene y Celia son dos mujeres universitarias que han apostado por continuar con su formación y optan por cursos de postgrado como una tesis doctoral y un máster. Hasta aquí nada fuera de lo común pero es que son de etnia gitana y, por tanto, ya han roto barreras y desterrado tópicos contra su comunidad porque, de momento, se han convertido en las primeras mujeres gitanas en conseguir un título universitario tanto en León como en Palencia. "Ha llegado el momento de dejar la toalla del victimismo y coger la toalla de la lucha", asegura Celia Gabarri, una graduada en Educación Social y orientadora laboral en la Fundación Secretariado Gitano (FSG) en Palencia.

Ambas realizarán sus estudios postuniversitarios gracias a las becas FSG Luis Sáez, después de que la familia del pintor burgalés haya donado cuadros a la asociación para financiar becas dirigidas a mujeres universitarias y gitanas para que sigan con su formación. "Esto es una gran noticia porque lo que siempre sale en los medios y lo que llega a los ciudadanos es la parte oscura de la comunidad gitana, que vive una situación de desventaja", destaca Celia. No en vano, lamenta que las buenas noticias relacionadas con el colectivo suelan ser invisibles.

Por su parte, Selene de la Fuente ejerce la abogacía. A sus 24 años, compagina su trabajo en un bufete con la elaboración de la tesis doctoral sobre el tratamiento jurídico de la regularización del cannabis en España. De ahí que la beca FSG Luis Sáez le permitirá afrontar el elevado coste económico de estos estudios. Asegura que buscan crear "referentes" en la sociedad y romper con los estereotipos y clichés que, a su juicio, no se ajustan con la realidad.

"Mi familia está orgullosa de contar con una universitaria y mis padres lo dicen en cuanto tienen la oportunidad. Espero que mis hijas lleguen a ser universitarias pero si no lo son que sea porque hayan elegido otro camino", confiesa Celia. Y es que reconoce que la educación es clave para mejorar la participación "plena" de los gitanos y las gitanas en todos los espacios de la sociedad.

Aún recuerda su historia familiar porque ella es la quinta de seis hermanos. "Mi hermana mayor, con nueve años, tuvo que cuidar de los más pequeños", explica, mientras que ella no tuvo que hacerse cargo de las labores del hogar, lo que le permitió ir a la universidad. Esta palentina critica que todas las miradas se centren en el fracaso educativo de los niños y jóvenes de etnia gitana, sin tener en cuenta el sistema educativo, la política social, las familias y el alumnado. En la actualidad, el 64 por ciento de los estudiantes gitanos finaliza la etapa obligatoria, a los 16 años, sin haber completado sus estudios.

Celia lamenta el desconocimiento que impera en la sociedad al precisar que la historia de los gitanos en España en el sistema educativo tiene 40 años. "No podemos pretender que los gitanos en el tema educativo estén al cien por cien por el pasado que ha habido", declara. En todo caso, reitera que tratará que sus hijas estudien y que, luego, sean libres para elegir su futuro. Y es que aboga porque la comunidad gitana sea partícipe de su cambio social.

Dificultades

En el mismo sentido, se pronuncia Selene quien agradece a su familia y a su entorno que siempre le animó a conseguir los objetivos que se había marcado. "Creo que ha habido un gran desarrollo en la comunidad gitana en los valores y la importancia que tiene la educación", expone. Pese a esos avances, reconoce que la mujer gitana suele tener más dificultades para acceder a la universidad que un gitano varón. "La mujer gitana tiene ciertos deberes en la sociedad pero se ha demostrado que las que acceden a estudios superiores logran un mayor éxito académico", apunta.

Esta leonesa contó con el apoyo familiar pero es consciente que en algunas familias gitanas las mujeres aún deben contar con una autorización paterna para estudiar en la universidad, aunque es algo que va camino de cambiar. "Gracias al estudio y la formación, la mujer es cada vez más libre y eso permite lograr el empoderamiento de la mujer gitana", sentencia.

Selene también asegura que el fracaso escolar entre la población gitana no solo está relacionado con el machismo entre el colectivo sino que hay otras causas como los problemas económicos o la corresponsabilidad que tiene la mujer para hacer frente a las labores del hogar familiar.

Su compañera Celia afirma que la comunidad gitana es machista pero al igual que la sociedad española. "Somos españoles y aquí ha habido una sociedad patriarcal. La revolución feminista ha llegado a todas las mujeres y ahora es el momento que las gitanas tomen ese relevo", sentencia. En su opinión, el empoderamiento debe venir de las propias mujeres y las mujeres gitanas deben "despertar", porque subraya que también hay un feminismo gitano.

Colaboración de la Junta

Ambas dieron a conocer este viernes su experiencia al consejero de Empleo, Carlos Fernández Carriedo, que ahora asume las competencias de Familia, durante una reunión que tuvo lugar con los responsables de la Fundación Secretariado Gitano. Un encuentro que está motivado porque la entidad ha incorporado a la Junta de Castilla y León como colaborador con el programa de becas, al prestar ayuda a la hora de financiar los gastos de matrícula, material escolar, alojamiento y transporte entre localidades de las mujeres gitanas beneficiarias, así como los gastos de gestión que el programa de becas conlleve para la Fundación.

La cuantía de las becas puede alcanzar los 11.000 euros, al cubrir gastos de alojamiento para las estudiantes de otras comunidades que tengan que cursar sus estudios de postgrado en alguna de las universidades públicas o privadas de la Comunidad.

Fernández Carriedo felicitó a la Fundación Secretariado Gitano por el desarrollo de esta iniciativa y les animó a seguir adelante con su labor fundamental de promoción de la mujer gitana, al tiempo que alentó al pueblo gitano a implicarse en todo lo relacionado con la formación educativa y cualificación de sus miembros, aspectos que pueden favorecer la integración social, la igualdad y las oportunidades de empleo.

El director general de FSG, Isidro Rodríguez, valoró la importancia de las becas porque ayudan a que la población gitana ocupe espacios relevantes en la sociedad. La fundamentación de las becas se basa en que la situación educativa de las niñas gitanas es, si cabe, menos equitativa que el de los niños gitanos, con una menor esperanza de vida escolar, menores porcentajes de escolarización y tasas de idoneidad más bajas, a pesar de lo cual cada vez hay más jóvenes de etnia gitana cursando formación universitaria, la mayoría mujeres.

Efecto multiplicador

En ese sentido, lamentó que en más de una edición no se hayan cubierto todas las becas por falta de demanda. "Buscamos que tengan un efecto multiplicador para animar a más jóvenes a continuar con sus estudios de postgrado", precisó, pese a reconocer que las estimaciones hablan de que solo el uno por ciento de los gitanos llega a la universidad. Además, calificó de "inaceptable" el fracaso escolar entre la comunidad gitana. Isidro Rodríguez consideró que esa situación no es solo achacable a la actitud de las familias sino que es un problema que atañe a los poderes públicos, a los que corresponde garantizar la educación a toda la población.