En el último año, 770 jóvenes de Castilla y León han decidido trabajar como agricultores o ganaderos. No empiezan de cero. Detrás de su incorporación está algún miembro de su familia. El relevo generalmente se produce de padres a hijos, porque de otra forma es muy difícil tener el respaldo económico suficiente.

Moisés colgó los aperos hace un año pensando en alquilar sus tierras porque sus dos hijos trabajaban lejos del campo. Sin embargo, su decisión hizo cambiar de idea a uno de ellos. Esta decisión le ha revitalizado. "Antes de jubilarme estaba apagado y ahora estamos renovando y eso me inyecta", asegura. Esta ayuda para renovar la maquinaria es fundamental para arrancar, porque el dinero de las subvenviones tarda en llegar desde que se tramitan. Sin ella, su hijo hubiera tenido que pedir un crédito.