Quedarse sin trabajo es una mala noticia para la mayoría de personas pero, para otras, supone el empujón definitivo para emprender. Poner en marcha su propia empresa es la solución a la que han recurrido numerosas personas en Castilla y León. También durante la pandemia.

Hace cuatro meses Marta Muriel se quedó sin trabajo debido a la crisis provocada por la pandemia. Tras el disgusto inicial, decidió aprovechar esta situación para poner en marcha su propio negocio. "Ha sido el punto de inflexión para decirme: voy a atreverme, voy a lanzarme".

Con apoyo y decisión, echó a andar una peluquería canina. Asegura que, pase lo que pase, haberse convertido en emprendedora ya es un logro. "Fracasa el que no lo intenta, el que lo intenta por lo menos ya ha logrado algo", dice convencida Marta.

Pero no es la única. José María Santos también se vio obligado a buscar una alternativa a su negocio de apartamentos turisticos, muy afectado por la pandemia. Decidió apostar por la moda online. "Es casi como jugar a la lotería, que juegas tu décimo y hay no sé cuántas posibilidades de que te toque y no sé cuántas de que no te toque. Esto es lo mismo".

A la inversión económica tuvo que unir grandes dosis de paciencia pero asegura sentirse muy satisfecho de estos dos meses de su nueva trayectoria profesional.