SOCIEDAD

Segovia inaugura la escultura de un diablillo 'con unos kilos de más' y 'madurito'

Abella explica durante un acto con más de medio centenar de asistentes que se trata de una caricatura que sólo debe de ofender al 'mismo diablo'.

Ical

El autor del conocido como 'diablillo de Segovia', José Antonio Abella, aseguró este miércoles, en el acto de colocación de la pieza, que su escultura es ''un pobre diablo venido a menos'', con ''unos kilos de más'', argumentando que es ''una caricatura'' y sólo debe de ofender al "mismo diablo'', que ''no habita en la esculturas''. El descubrimiento del diablillo estuvo rodeado de una gran expectación con más de medio centenar de personas que aprovecharon el evento para realizarse los primeros selfies con el diablillo y el Acueducto de fondo.

El escultor burgalés, afincado en Segovia, explicó que en el diseño de su personaje no tuvo  en cuenta connotaciones religiosas como el ''diablo serpentino'' que engañó a Eva, ''el amante despechado'' que recriminó a Santa Pelagia por ''haberle dado calabazas'' tras regalarle collares de oro, o el diablo ''con apariencia de hermoso joven'' que intentó seducir a otra santa, Santa Justina, según recog la recopilación de la vida de los santos, y se preguntó qué hubiera pasado si se le hubiera ocurrido hacer un diablo como ''un efebo joven y seductor''.

Abella aseguró tampoco se inspiró en el diablo de Dante, con ''tres cabezas, tres narices y tres bocas'', ni en su cola y pezuñas pero sí recordó que ha tenido muy presentes la multitud de representaciones que aparecen desde la Edad Media hasta Goya. La zona de la barriga y el ombligo tiene mucha importancia para José Antonio Abella es su obra, que quiso ''que se pareciera al diablo pintado por Giotto en la Capilla de los Scrovengi de Padua'', con un diablo barroco que ''merece ser visto''.

Pecado de la gula

El escultor confesó que sí tuvo muy en cuenta la idea expuesta en el siglo XIX por el portugués Eça de Queirós que asegura que el diablo ''en su senectud'' se daba al ''pecado de la gula''. Su investigación le llevó a una publicación de 1728, firmada por el Francisco Miguel Echeverry, 'Las Pláticas del Reverendo Padre', que también narró que el diablo tiene ''toda su fortaleza'' en los lomos y en el ombligo.

José Antonio Abella remarcó que el diablo ha vivido, ''en la tradición de Segovia, durante tanto siglos que se planteó que no ha pasado hambre para crear ''un pobre diablo venido a menos y con unos kilos de más'', y añadió que es ''una caricatura del diablo'' que si ''a alguien debería de ofender es al propio diablo'', al que también calificó de ''''madurito'' y ''de buen perder'', que no fue capaz de conquistar ''el alma ni los favores'' de la moza segoviana, ''ni consiguió arrebatar a los romanos'', el merito de la construcción del Acueducto, quizá, suscribió Abella, porque ''sólo trabajó como ayudante''.

El diablillo de Segovia o de la calle San Juan lleva, en las manos, ''unas tenazas de cantero'' y se muestra ''ingenuamente satisfecho'' de su obra ''más famosa'' con la que se hace un selfie porque, según explicó José Antonio Abella, el diablo, ''para nuestra desgracia'', es capaz de vivir durante muchos años.

El escultor terminó su explicación asegurando que no lo pide nada a ''este diablillo entrado en años y en carnes'' puesto que si existe de verdad, ''no habita en las esculturas'', pero sí afirmó que le pide ''al Dios de mis padres'' y ''de la fe sencilla que me inculcaron en mi infancia'', que haga que Segovia sea una ciudad ''amable, sonriente, tolerante, educada y si es posible, buena''. Una idea que suscribió la concejala de Turismo y Patrimonio Histórico, Claudia de Santos, que sólo pidió disfrutar del diablillo, sacarle ''parecidos que los tiene'', y viva mucho tiempo en un ciudad ''abierta'' y ''amable''.

Críticas injustas

José Antonio Abella no escondió que ha intentado estar a la margen de las críticas que calificó de ''injustas'' porque empezaron, ''justo hace hoy tres meses'', cuando no se conocía ni una sola imagen de la escultura, y se le acusó de ''fomentar el turismo satánico'', para pasar después al insulto personal y a su familia subiendo de tono, que '' me han dolido muchísimo''. Abella remarcó que también hubo calumnias de formaciones políticas, que decían que sólo hacía esto para lucrarse.

Un divertimento

La alcaldesa de Segovia, Clara Luquero, recordó que la imagen del diablillo forma parte ya y, ''esperemos que durante mucho tiempo'', del paisaje urbano de Segovia porque es un diablo ''simpático que invita a hacerse un selfie'' con las personas que quieran. Luquero volvió a insistir en que el Ayuntamiento sólo busca evocar la leyenda de la construcción del Acueducto, que forma parte de la memoria colectiva de los segovianos y elemento de su patrimonio cultural inmaterial. ''Con este divertimento'', expresó la alcaldesa, poder ''fomentar un segundo eje turístico'', paralelo al principal, ''para estimular la visita al barrio de los Caballeros''.

Clara Luquero fue tajante al afirmar que nunca pretendieron ''ofender la sensibilidad religiosa de nadie'', pero tampoco estaban dispuestos ''a doblegarnos ante las imposiciones'', que partieron de ''la intransigencia y la intolerancia''. Según la alcaldesa de Segovia, el gesto de ''increíble generosidad'' de Abella esta ''tan inconcebible'' que muchos ''no lo han comprendido'', pero que gracias a ella, "sin que le cueste un euro a las arcas municipales'', esta estatua esté ya ''presidiendo la parte alta de San Juan'', con la vista puesta en el monumento romano.

La alcaldesa de Segovia también recordó al empresario José Luis Herrero que, a título personal patrocinó la fundación de la obra. A los dos les quiso trasmitir ''la gratitud'' de todos los segovianos que ''yo represento como alcaldesa'' y, todo lo demás, han sido ''ganas de armar follón'' por ''gesto tan sencillo'', cuando tenemos, dijo Luquero, otros temas fundamentales para debatir y para trabajar para la ciudad.