Ignacio Hernández es un funcionario de prisiones que vivió su primer motín hace 24 años.  A día de hoy, recordar la agresión le pone la piel de gallina. En cinco minutos, le cortaron el cuello con unas tijeras. "Me pilló por el medio y tengo cuatro hernias discales, tres cervicales y una lumbar", lamenta. Trabajaba como funcionario de prisiones en Castellón. Cuando el dejó esa cárcel y vino a la de Topas, en Salamanca, se repitió otro episodio violento. Ocurrió en pleno confinamiento.

A las agresiones físicas que sufren hay que sumar las amenazas. "Te dicen yo a usted le pego un pincho en el corazón y me sale gratis", nos cuenta Ignacio. Por ello, y por su seguridad reclaman más personal y formación. También exigen que se actualice la ley de la administración penitenciaria. Su regulación es del año 1970.

Desde que comenzó el 2021 se han producido 12 agresiones con lesiones a funcionarios de las cárceles de Castilla y León. La mayoría incidentes en Dueñas, Palencia, y en Burgos.