En Villacastín, Segovia, cuentan con un nuevo reclamo turístico descubierto por casualidad. Iban a restaurar una escultura que tenían sucia y olvidad en una vitrina de la parroquia y cuando comenzaron el trabajo descubrieron que era una pieza del siglo XVIII de Francisco Salzillo, uno de los escultores más importantes del barroco español.

Cuando comenzó la restauración de una pieza de la Iglesia de San Sebastián de Villacastín, que la parroquia tenía en una vitrina casi oculta, se encontró en la parte inferior izquierda una firma un tanto sospechosa: la del escultor Francisco Salzillo. Una pieza barroca de finales del siglo XVII. Se desconoce por qué la escultura está ahí,  pero todo hace indicar, por el tipo de madera utilizada, que no estaba previsto que su destino final fuese esta zona de Castilla.

Se trata de un hallazgo de especial relevancia para la parroquia que, tras décadas teniéndola casi a la sombra,  tras más de seis meses de trabajo ya luce en la parte izquierda del altar mayor.

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