TRIBUNALES

Los dos hermanos acusados de tentativa de asesinato niegan que estuvieron en el escenario del tiroteo

Los procesados y su padre, en paradero desconocido, se presentaron en casa de la víctima y dispararon dos veces contra la víctima

Europa Press

Los hermanos Ricardo y Juan Manuel B.G, vecinos de Medina del Campo (Valladolid), han negado este lunes que la madrugada del 6 de septiembre de 2013 acudieran junto con su padre, en paradero desconocido, al domicilio del también convecino Diego F.L, ciego desde entonces tras recibir una lluvia de perdigones en plena cara, después de que los dos primeros se pegaran en el Recinto Ferial de la villa con familiares del lesionado.

Los hechos son vistos desde este lunes en la Audiencia de Valladolid en medio de un fuerte dispositivo policial para evitar posibles venganzas entre las familias contendientes, ambas de etnia gitana e incluso emparentadas entre sí, ya que la esposa de la víctima es prima del padre de los dos encausados y presunto autor material de los disparos de escopeta, con la particularidad de que éste no ocupa el banquillo por encontrarse fugado desde el día del tiroteo.

Los que sí han compartido banquillo han sido sus dos hijos, Ricardo y Juan Manuel, más conocidos como "el Richar" y "el Sordo", este último por sus problemas de audición, quienes han mantenido que aquella noche, en plenas fiestas de Medina, tuvieron un incidente previo con 'Dieguito', uno de los hijos del tiroteado y otros dos familiares más, en concreto con su hermano Rodrigo y el hijo de éste, Sansón.

Incidente previo en los autos de choque

La refriega se inició, según refieren los acusados, porque Rodrigo y Sansón comenzaron a impactar con violencia su auto de choque contra el que conducía Juan Manuel BNG, lo que derivó en una pelea en la que 'el Sordo' recibió un puñetazo en una ceja y un cachavazo en la cabeza. A la pelea se sumó Ricardo en defensa de su hermano, hasta que, como así reconocen los acusados, acudió Diego F. l. Para separar a los contendientes.

Aunque el fiscal entiende probado que los dos hermanos se dirigieron a posteriori a casa de su padre, Francisco, para contarle la afrenta sufrida y luego los tres, el progenitor armado con una escopeta y sus vástagos provistos de armas blancas, trasladarse hasta la vivienda de Diego F.L, en la calle Padre Hoyos de Medina, para tomarse la venganza, los dos acusados insisten en que, ensangrentados a causa de los golpes recibidos en la feria, acudieron a casa de una abuela y luego a la de su tío Manuel, el "Tolo", donde fueron curados de sus heridas.

Al día siguiente mantienen que un familiar les llevó a Palencia y luego a Madrid, donde Juan Manuel se quedó con unos familiares, mientras Ricardo continuó trayecto hasta Valencia. Los dos hermanos aseguran que fueron atendidos de sus heridas en distintos centros hospitalarios de la capital madrileña y Valencia, sin que en momento alguno, tal y como reiteran, se presentaran la noche de autos con su padre en el escenario del tiroteo para tomarse la revancha.

"¡Sobre mi padre no voy a responder a ninguna pregunta!", al advertido los dos hermanos, en declaraciones recogidas por Europa Press, cuando el fiscal les ha interpelado sobre cuándo habían visto por última vez a su progenitor, que se encuentra prófugo de la Justicia, ni sobre si tenían conocimiento de que guardaba una escopeta en su casa.

Las mayores contradicciones han llegado de la parte del tiroteado y su familia, en el sentido de que no se han puesto de acuerdo sobre el orden de los dos disparos efectuados aquella noche y, sobre todo, sobre si Juan Manuel ("el Sordo") estuvo o no en el escenario de los disparos.

Así, Diego F.L, quien se encuentra ciego desde aquella noche y ha tenido que ser conducido hasta su silla por una agente judicial, recuerda que tuvo que acudir a los autos de choque para poner orden y separar a los contendientes, y ya luego en casa asegura que oyó los pitidos de un coche y al salir de su casa se encontró de frente con Francisco B. y "el Richar", el primero con una escopeta apuntándole y con gritos del siguiente tenor: "Salir, salir, hijos de puta, a ver si téniso huevos, que os vamos a matar!".

"¡Para, para, que son cosas de chicos!", mantiene que espetó al portador de la escopeta segundos antes de que éste le pegara un tiro en la cara y el tórax y realizara un segundo disparo que cree que iba dirigido a su esposa, que había salido también a la calle y a la que empujó dentro para evitar que fuera alcanzada.

El lesionado ha explicado que aunque él sólo pudo ver a Francisco y su hijo Ricardo, su esposa le contó después que en una esquina se encontraba el "Tolo" armado con una escopeta y que el otro acusado, Juan Manuel, les esperaba en las cercanías a bordo de un coche rojo.

Para añadir aún más confusión, la esposa de la víctima, Rosalía, quien hace cinco años declaró que hubo un primer disparo al aire y un segundo que impactó de lleno en su marido, ahora cambia la versión y asegura que el primer tiro fue para su pareja y el siguiente para ella o sus hijos, que miraban por la ventana.

Pero la mayor contradicción estriba en que ni siquiera la esposa es capaz ahora de situar a Juan Manuel en el escenario de los tiros, y ello a pesar de que su esposo mantenga que su pareja creyó verlo en un coche rojo.

La declarante se mantiene firme en que vio perfectamente a Francisco blandiendo y utilizando la escopeta, a su hijo Ricardo a su lado con una especie de hoz en la mano izquierda y a un hermano del primero, "Tolo", con una escopeta en otra esquina, pero no es capaz ahora de situar allí a Juan Manuel. "No sé si estaba o no estaba", ha reconocido.

'No conoce a su hijo'

En su declaración, la mujer del herido ha tenido que ser reprendida por el magistrado presidente de la sala cuando se ha proferido insultos contra los acusados. "¡En el momento de los hechos me cagué en sus muertos y lo sigo manteniendo!", ha gritado Rosalía, que también ha responsabilizado a los acusados de que su esposo, ciego desde el disparo, no haya podido ver la cara de su sexto hijo. "No conoce a su hijo", ha lamentado la testigo.

El juicio prosigue este martes. Con carácter provisional, los hermanos Ricardo y Juan Manuel se exponen a una posible condena de nueve años de cárcel cada uno--se les imputan una tentativa de asesinato y tenencia ilícita de armas--y el pago de indemnizaciones que se elevan a 526.535 euros.