Tras los atentados terroristas perpetrados en Barcelona en 2017 o el de Niza en 2016, son muchos los ayuntamientos que se lanzaron a contratar sistemas de seguridad para controlar las amenazas ante estos ataques, pero no todos se ejecutaron hasta el final. Las ciudades decidieron apostar por reforzar la seguridad de sus principales calles mediante la instalación de bolardos, maceteros o bloques de hormigón.

En España seguimos en alerta 4 ante una posible amenaza terrorista, a pesar de esto, dicen los expertos que las medidas de protección ya no son una prioridad ante los presupuestos de las ciudades. Desde la empresa de seguridad y control de accesos, Accesor, afirman que tras los atentados se creó una "sobre alarma", por ello algunos ayuntamientos, como el de Valladolid, multiplicaron su seguridad por dos y se instalaron, como medida disuasoria, unos maceteros con valla de seguridad que, según el vicepresidente de Instituto Coordenadas, Jesús Sánchez Lambás, su fin principal es, "proteger a la población".

El sector de la seguridad vio incrementada su demanda y los proyectos crecieron, pero muchos se quedaron en el aire: "En su momento hubo una demanda de presupuestos", cuenta el gerente de Accesor, y añade "aunque muchos no llegaron a ponerlos en marcha por un tema de dinero"

Nuestro país sigue en nivel de alerta riesgo alto, por eso los expertos recomiendan recuperar la instalación de elementos de seguridad capaces de parar un camión de hasta seis toneladas a 50 km por hora.